jueves, 9 de julio de 2009

Ser Infantil

Porque siempre nos quedará la habitación 106. Nos quedará ese lecho donde durante muchas noches escuché los cuentos que me narrabas. Los originales y también los que solías inventar.
Y era divertido reírse, sin importar la hora, ni tampoco quienes escuchaban.
Hablabas sobre un mundo distinto a este donde podríamos aprender a volar y miles de tonterías más que yo jamás logre creer... mucho menos de la boca de otra persona.
Decías que ibas a enseñarme a esto, a creer. Que por una fracción de segundo te convertirías en todo lo que mi imaginación tenía miedo de crear.
Serías mi valiente, aventurero y malvado pirata de cabello largo y espada.
Serías mi misterioso y poético vampiro de capa negra.
Serías mi Peter Pan por siempre. Yo te creí ¿Sabías?
Siempre fuimos tan felices. Ahí, lejos de todo el mundo, sumidos en un universo que habíamos creado poco a poco, día tras día, noche tras noche lo habíamos construido sin darnos cuenta y ahora estábamos viviendo en él.
No habían problemas ni falta de tiempo, todo era creatividad, temas que duraban siglos, copas diminutas de licor que nos hacían hablar tonterías y miradas indiscretas que ya no valía la pena ocultar.
Siempre estabas ahí, me secabas las lágrimas y jamás me dejabas caer.
Gracias por esas noches tan maravillosas.
Gracias por todas esas noches.

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