Querida madre:
Hola. Ya se que no te hablo desde hace mucho tiempo, pero ya era tiempo de darte noticias de mi paradero. Regresamos a América dentro de unas semanas, si es que esto de la guerra se tranquiliza.
Palestina es un lugar muy distinto a casa... no hay tantos edificos y si lo hay se están cayendo a pedazos, la gente tiene ropa muy curiosa y es como estar en otro planeta.
Pero debo de ser honesta contigo madre, no te gustaría estar en Palestina.
Ya me han disparado varias veces, prefiero las carpas del ejército a los hospitales. Aquí solo son edificios viejos que huelen a muerte, hay ratas al costado de todos los muertos y quien va a ellos solo termina contagiándose de alguna enfermedad mortal.
Las mujeres son maltratadas mucho... debo de decir que el hecho de ser una me ha causado problemas, aquí no están acostumbrados a ver mujeres con rifles y granadas.
Las calles están llenas de personas, de tiendas y en cada esquina se puede ver a una mujer harapienta con nueve hijos pidiendo dinero a cualquiera que pase.
Lamento decepcionarte mamá...
Pero Dios no está en este sitio.
Aunque ayudamos a los que podemos, no se puede lidiar con tanta pobreza y miseria... este es un país que no avanza, en donde solo las personas se matan unas a otras.
La otra vez le di un pan a un niño que me agradeció y cuando se alejó mucho, vi que estallaba en pedazos al lado de un auto que explotó también.
Aquí solo huele a carne quemaba y a almas desamparadas. El mundo no se acuerda de Palestina madre... y tampoco creo que aquí se acuerden del mundo.
Mis primeras noches aquí me indicaron que iba a morir junto con los demás, que terminaría estando en esas montañas de cuerpos que hay en los descampados... pero sigo viva.
La guerra es algo que no quieres presenciar.
Palestina es un sitio que te quita la fe en todos lo que crees, te arranca la esperanza y lo reemplaza con un agujero que se llama REALIDAD.
Hasta ahora he perdido a tres amigos y casi pierdo mis brazos y piernas. Solo me quedan fotografías para recordar como es América y aunque desearía estar ahí con todos ustedes no puedo dejar este lugar.
Reza por mí y por Palestina, madre.
Reza por nosotros.
Te quiere
Hola. Ya se que no te hablo desde hace mucho tiempo, pero ya era tiempo de darte noticias de mi paradero. Regresamos a América dentro de unas semanas, si es que esto de la guerra se tranquiliza.
Palestina es un lugar muy distinto a casa... no hay tantos edificos y si lo hay se están cayendo a pedazos, la gente tiene ropa muy curiosa y es como estar en otro planeta.
Pero debo de ser honesta contigo madre, no te gustaría estar en Palestina.
Ya me han disparado varias veces, prefiero las carpas del ejército a los hospitales. Aquí solo son edificios viejos que huelen a muerte, hay ratas al costado de todos los muertos y quien va a ellos solo termina contagiándose de alguna enfermedad mortal.
Las mujeres son maltratadas mucho... debo de decir que el hecho de ser una me ha causado problemas, aquí no están acostumbrados a ver mujeres con rifles y granadas.
Las calles están llenas de personas, de tiendas y en cada esquina se puede ver a una mujer harapienta con nueve hijos pidiendo dinero a cualquiera que pase.
Lamento decepcionarte mamá...
Pero Dios no está en este sitio.
Aunque ayudamos a los que podemos, no se puede lidiar con tanta pobreza y miseria... este es un país que no avanza, en donde solo las personas se matan unas a otras.
La otra vez le di un pan a un niño que me agradeció y cuando se alejó mucho, vi que estallaba en pedazos al lado de un auto que explotó también.
Aquí solo huele a carne quemaba y a almas desamparadas. El mundo no se acuerda de Palestina madre... y tampoco creo que aquí se acuerden del mundo.
Mis primeras noches aquí me indicaron que iba a morir junto con los demás, que terminaría estando en esas montañas de cuerpos que hay en los descampados... pero sigo viva.
La guerra es algo que no quieres presenciar.
Palestina es un sitio que te quita la fe en todos lo que crees, te arranca la esperanza y lo reemplaza con un agujero que se llama REALIDAD.
Hasta ahora he perdido a tres amigos y casi pierdo mis brazos y piernas. Solo me quedan fotografías para recordar como es América y aunque desearía estar ahí con todos ustedes no puedo dejar este lugar.
Reza por mí y por Palestina, madre.
Reza por nosotros.
Te quiere
Barbara.
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