martes, 25 de diciembre de 2012

Carencia



Se fue.
Pasan tantas cosas que no entiendo por qué llegaron.
Pero esto sí debió de pasar.
Por qué se fue.
No era el momento.

lunes, 24 de diciembre de 2012

Navidad I

En resumen, el día de ayer alguien lanzó una oración al azar y dijo así de sencillo: No parece navidad, estas son las navidades más raras de la vida. Entonces me puse a considerar si eso es porque hace unos días medio mundo creía que era el fin de nuestra existencia, o porque los rusos se encerraron en un sótano lleno de vino o porque simplemente el sol sale horrorosamente todos los días en esta ciudad y solemos vincular la Navidad con la nieve y las fogatas. Esta casa está tan decorada y empapada del espíritu navideño que comienzo a sentir la presión de esta festividad. Pero regresando al tema principal que es el porqué esta navidad no parece navidad, otro alguien lanzó una respuesta bastante aguda: Se llama crecer. 
No dudo que es muy diferente. Hace unos años la Navidad era un fenómeno completamente diferente al que tengo hoy en día y que llegará en tan solo unas horas. Nunca lo disfruté del todo (nótese la experiencia de la Navidad 2007, el averno más memorable con pavo mal aderezado) pero ahora tiene un toque más melancólico que antes. Creo que era real. Se llama crecer.
Pronto dejaré de ir a terapia. Voy a extrañar mucho a Stefanie y el enfermero que todos los días me daba el nombre de una estrella de rock diferente. Se la pasa recorriendo los pasadizos, tarareando Janis Joplin y preguntándome si ya estoy lista para el ultrasonido. Bang.
A los 18 años la Navidad no es más que otra Navidad en donde hay toneladas de comida y una extraña paz y felicidad que está muy salida de tono. Hace mucho tiempo dejé de profundizar en el sentido cristiano de la Navidad porque (gracias profesor Crespo) llevar Teología este año cambió la situación por completo.
Lo mejor de esto es que sigo escribiendo sin los bloqueos de antes. 
Sí, creo que se llama crecer. 
(?)



B.

domingo, 23 de diciembre de 2012

3:48

Anoche después del concierto y casi a dos días del escándalo hablamos por teléfono. Se sintió mejor, me agradeció por el escrito y admitió por enésima vez que no le molestaba, a pesar de todo, que me dedicara a lanzar a flechasos sus verdades más escondidas. Después de unas cuatro horas llegamos a la misma conclusión de todas las noches pero esta vez fue diferente. 
Se nos han acabado las razones. Quizá la creatividad. 
Me dio las gracias por consolarla todo este tiempo, hace unos días y colgó el teléfono después de casi diez minutos de profundo silencio. Yo también me despedí.
Aún tenemos mucho de qué hablar.
Cada día me sorprenden más las cosas que me entero. 


sábado, 22 de diciembre de 2012

11:57

Para Apollonia. 



Y anoche, mientras se aguantaba las ganas de llorar y buscaba el rosario perdido entre los senos, mirando hacia el techo en temblores eternos, le dije que en algún momento se iba a arrepentir. Le dije, Te vas a arrepentir de desaparecer de la vida de las personas con la misma horrorosa facilidad con la que te dejaron en algún momento. Pagar a todos con la misma moneda, incluso a los que no desean ganar más. Le pregunté qué pasó, si todo parecía estar tan bien, si habían risas en el atardecer y hasta luegos tímidos bajando las escaleras ¿Qué cambió? Hipando del miedo y llorando contra las almohadas, me dijo que lo sentía, que si pudiera arreglaría las cosas con un abrazo largo y un lo siento entrecortado, taparía las fallas y los agujeros de su debilidad para hacer que todo regresara a la normalidad. Pero no puedo, me dijo, Ya no puedo con esto. Yo le recordaba, en algún momento vas a querer regresar, querrás estar de vuelta y reír a flor de labio. Entonces recuerdo que no puedes, porque tienes miedo y porque cada vez que te acarician, tu piel se hace de papel, tus huesos se rompen como ventanas, tus ojos arden y lloras por semanas enteras sin que nadie te detenga, porque nadie se da cuenta. 
Anoche, mientras se quedaba dormida con un brazo colgando fuera de la cama y los ojos adoloridos por tanto leer y tanto recordar, le acaricié los cabellos y admiré su falta de fe, su infinita desconfianza en las personas. Más así, viéndola dormir, recordé que en el fondo de su océano de espejos rotos, palabras frías y largas ausencias, seguía siendo la misma persona que se sentaba a las seis de la tarde en la plaza, y en medio de risas partidas, se echaba a llorar porque alguien la quería.
Y más que nada, ella también lo hacía. 




"Decimos que amamos las flores y las arrancamos, decimos que amamos los árboles y los talamos. Y aún así la gente se pregunta por qué algunos tienen miedo cuando les dicen que son amados".


Anónimo. 

viernes, 21 de diciembre de 2012

Disiempre.

Cuando sentadas en la larga mesa de caoba de la biblioteca, inhalábamos el incienso de manzana que compré en el barrio hindú hace un par de semanas. Viendo como el humo se moldeaba a las mismas formas tristes de anécdotas pasadas, antes de desvanecerse entre mis libros, alguien comenzó a reír. Y así, con aliento a ron y ganas de sobrevivir, lamentábamos no estar lo suficientemente mal como para marcarnos las muñecas con la varilla del incienso ardiendo al rojo vivo.
Una llamada desde el otro lado y le dije debajo de las sábanas todo lo que había pasado, lo bueno y lo muy malo, lo terriblemente malo. Falta poco y nos olvidaremos de las fechas prometidas, falta mucho y falta poco. Hoy día me puse a escribir en la sala de espera y me duele la cabeza, porque estoy posponiendo penas. 
Estoy cansada porque soñé con el mar, el mismo mar de siempre, violento y frío que viene y destruye ciudades, arroja cadáveres en las orillas y nunca se calma. A veces quisiera reunirnos de nuevo, como antes, si no estuviéramos tan lejos y escuchar cómo me pregunta ¿Te acuerdas la primera vez que lo viste? Reír mucho golpeando la mesa, en ese tiempo donde prometimos cicatrizarnos los nudillos en señal de una promesa y hasta ahora las únicas marcas que tenemos han sido consecuencias de errores y masoquismo del más refinado y reprimido.
Podría dormir por semanas enteras, pero mis sueños me traicionan con imágenes en alta resolución de cosas que no quiero observar, no quiero recordar y es inútil porque las llevo a todos lados. 
Y ahora qué. 


 

domingo, 16 de diciembre de 2012

Domingo

Este año fue importante porque fue el año de las catástrofes. No simplemente desgracias, si no cataclismos que eran totalmente necesarios. Es como si hasta este año, todos nos hubiéramos dedicado a arrastrar mentiras piadosas y borrones extraños y arrugados en el fondo de los bolsillos. Parece que hemos estado caminando, o más bien cojeando hasta el día de hoy y este año se acabaron las mentiras.
Va pasando el tiempo y falta poco para fin de año. 
A cada día que termina y llega, las cosas van tomando un rumbo completamente diferente. En solo unas tres semanas, los huracanes arrancaron árboles de raíz, el agua se tiñó de todos los colores bíblicos y diabólicos y después de todo, llegó el domingo. 
No sé qué mas va a suceder.
Confieso que durante todo este año, he llevado a cambo un juego siniestro de las fechas. Cada cierto tiempo me reunía con alguien en especial, solo una persona y a lo largo del año, poníamos un día lejano, uno o dos meses después en donde revisaríamos qué había cambiado, qué ocurrió, si algo más pasó. 
Nunca nos fallaron los cálculos. Siempre sucedían cosas, incluso hasta horas antes de culminarse la fecha. Bang. La cuestión continúa hasta el próximo año.
Pero tengo el ligero presentimiento que en el 2013 las cosas van a mejorar de una manera tan radical que nos va a desubicar por completo. Algunos, tan acostumbrados a los tropiezos y la sangre de una nariz rota, van a creer que es otra jugarreta y que las cosas de verdad no podrían equilibrarse de esa manera.
Pero va a suceder y me da miedo. 
Cada vez que algo bueno, agradable y amable sucede, me aterra. Pánico. Porque puede ser falso. 
Y en el peor de los casos, real.
Entonces comienzo a creer en las personas.




sábado, 15 de diciembre de 2012

10:40


 
-¡Hola! [...] ¿Qué le pasó a tu collar?
-Se fue.
-¿Segura?
-No.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Cicatrices

Observé el lago estéril de tu revolución. Las rosas abiertas de carne e historias supuraban palabras de putrefacción, alguien se apoyaba en el tronco de lo que fue un manifiesto frondoso. Yo observaba y me preguntaba a dónde había ido el hálito de vida, es mezcla de nicotina y sangre de sacrificios embarrada en el fusil. Las uñas partidas por intentar romper un féretro decorado de ingenuidades, astillas clavadas en los nudillos pálidos que alguna vez se unieron con los míos y chillaron silenciosamente "Libertad".
Pero nunca fuimos libres y aunque me quedé al otro de la jaula con las manos pudriéndose en el óxido de la conformidad, al otro lado de la promesa todo era diferente. Buscabas el aire limpio y ausente de esclavitud con una pasión tan abierta, tan fogosa que trajo todos los libros del mundo hacia una pila de ceniza triste. 
He aquí, las sobras de la revolución.
Qué poema ha quedado colgando de tus costillas, del cual me pueda coger para mantenerme despierta un amanecer más, un cuarto vacío de lo que dura nuestras pesadillas. En qué terror nocturno voy a inyectar mis deseos, con las rodillas pegadas hacia el mármol, llorando por esperanzas ajenas, extirpando el egoísmo y arrancando con él todas mis vísceras glaseadas de egocentrismo. 
Me despellejo ante nuestros sueños.
Y por respeto a lo que vivimos que fue nada y fue todo ¿Dejarás los huesos crudos de nuestra escalera maltrecha? ¿Me recordarás, allá en las mejillas arañadas y las monedas sucias, como algo más que un nombre? Una puñalada deliciosa, cuando digas que fui una buena persona, que hago falta en un mundo con el cual nunca me tomé de la mano. He aquí los silencios que te guardaste en el bolsillo, como una escena hecha polvo.
En cada hoja que escribí sobre ti, están las manchas de nuestro intercambio, ritual y eterno. 
Te dedico un soneto, un vals y tinta derramada.
A cambio me das una sonrisa. 
Y la nada.





“I really don’t know what ‘I love you’ means. 
I think it means ‘Don’t leave me here alone.’” 



 Neil Gaiman

jueves, 13 de diciembre de 2012

12:21




Noviembre

-Dicen que todos merecen una segunda oportunidad.
-Barbara, pensé que el fin de ciclo se llevaba todo.
-Pensé lo mismo. Nos hemos equivocado brutalmente.  

Calendario

Rehabilitación por la tarde y luego nos vamos a buscar intoxicación y amor falso entre botellas callejeras. ¿Razón? Ninguna en particular. Todos necesitamos animarnos un poco la vida, asumo, pienso, considero, que es momento de hacer algo al respecto.
Ayer dije "Creo que todos merecen una segunda oportunidad" y me dijeron "Eso dicen. No". 
Por alguna extraordinaria razón me levanté con el pie derecho, pero las cosas no han terminado ni tampoco han sido arregladas. Aún tengo muchos vidrios rotos en el suelo que debo de esquivar. 
Pero hay algo curioso, de todo esto. ¿De verdad? 
Hay una nueva rama existencial del ser humano resumida en ese grupo de gente que nunca ve más allá de lo que sienten. Llámese, egocéntricos o coloquialmente como estúpidos. Hablaba de eso hace unos días y descubrí que es más usual de lo que parece. Bang, ahí lo tienen, quizá podrían armar su propio país y terminarían dándose puñaladas unos a otros o en todo caso, siendo la nación más abominablemente feliz del mundo. 
Una imagen clara: Cuadrados. 
Extraño mucho a mi antigua enfermera de las terapias del año pasado. Anoche, día 12.12.12, fue merecedor de las catástrofes emocionales y la montaña rusa de litio que siempre suelen acontecer por aquí. Y bien ¿Ahora qué?  No lo sé. 
Darme una ducha, probablemente. 
Esta mañana mi madre puso uno de sus discos favoritos de Diego el Cigala. Le agradecí de pasada por no poner Villancicos, si hay algo más inadecuado para estos últimos días, eso son los villancicos y la pregunta ¿Y yo qué hice? En ambos hay demasiado cinismo. 
Y por cierto, existen las mariposas carroñeras. ¿Se imaginan que se posen frente a todos los que estamos medio muertos medio vivos?
Descuartizamiento por mariposas. 
Feliz Navidad. 
 
 




miércoles, 12 de diciembre de 2012

36


Está sucediendo
y aunque está adentro
no sé hacia donde va

Se acabaron las páginas

Y lo siento.


Consultorio

Mi doctor tiene las fotografías de su pasado en la aviación pegadas en la pared. Está cruzado de brazos, frente a un avión color negro y alguien movió la cámara, su rostro está borroso, pero se distingue aún que está sonriendo. Me pregunta cómo me va, tiene arrugas al costado de los ojos, las manos tibias y su característico aroma a café recién preparado. "Le he traído esto" y mi doctor da las gracias por el café de Colombia que le encomendé a un amigo de la familia. Me dice que me acueste, hace sus menesteres de doctor, haciéndome preguntas que sabe que no puedo responder hasta ponerme de pie y escupir hacia un costado. La enfermera me sonríe. Recuerdo que hacía mucho tiempo, en la cirugía del año pasado, se encargó de limpiarme las lágrimas mientras acomodaba el aspirador en mi boca amarga y adormecida por la anestesia, dejando las manos de mi doctor empapadas de sangre. 
Terminamos y me pregunta que cómo me va. Le digo que ahora toco en la nueva sinfónica de la universidad, que me va muy bien, que tenía un concierto dentro de una semana y que quizá viajaría a Cuba durante enero. Sonrió, como siempre, se sacó los guantes y contó que era el cumpleaños de su nieto, le iba a regalar un teclado y alabé la decisión.
En la sala de espera una música de cuna me llamó la atención y venía de una muñeca que una niña mecía con cariño. Tenía los ojos grises, enormes, con lágrimas frescas atrapadas en las pestañas. Le sonreí, me sonrió y sentí la punzada usual que tengo cuando miro a niños pequeños. Es como si en mi vida anterior, me hubieran maldecido con infantes difuntos o una triste esterilidad. Su madre me miró y vio las ya casi invisibles marcas de mis antebrazos. No dije nada, desvié la mirada. Qué buen cuadro parecería aquel, la vida y el paseo por la muerte sentados en la misma banca de un consultorio. 
Regresé a casa. Escuché.
A las seis y media de la tarde desperté con la consciencia que no había dormido del todo, pero sí que había llorado como esta mañana, como ayer, como la noche anterior, como ya llevo varios días patéticos y silenciosos. El dolor de cabeza no se había ido por completo. Tomé mis pastillas. 
Y vine a escribir. 


B.

domingo, 9 de diciembre de 2012

7.12





-¿Vamos a poner fechas nuevas?
-Que estén lejos, para no darnos cuenta.
-Y será como hace un tiempo, revisaremos qué ocurrió.
-Sabes que no va a funcionar ¿Verdad?
-Lo sé.


Letter to Apolonia II

Yesterday morning, I received your letter. I’m glad it’s raining in London and that your mom is not sick anymore. Say hi to her, hope she’s feeling better now. My beloved Apollonia, time goes by here in my gray city and let me tell you: things went exactly as you said. I remember our old conversation in the park next to the school at four o’clock, you used to say “Sun won’t come out during those days, everything will look like winter returned from the shadows and then you are going to feel that you can’t control it anymore”. 
I still remember your freckled face laughing and pointing at me, saying in delicate whispers “You are going to end being such a wreck, my dear Barbara. We are going to fall, but you are going to fall first, since you try to be the hero all the time”. How do you do it, beloved Apollonia? How is it possible that you are always right? I’ve been taking my medication for a while. It makes me sleepy, believe me, its worse than what they told us in school, medication doesn’t taste like candy, it taste to absence, to fog. I take those blue pills before sleeping and in the morning everything looks like the same. You know what really changes? Me. 
I assume that you think about me sometimes, there in London. Do you think of me? I hope you do. Things went exactly as you said, beloved Apollonia, I’ve started to see that I can’t be the hero anymore. I guess I have limits and edges just like you, like everyone else. 
Forgive me because I’m running away from my nightmares, from the real ones, the ones that can be touched, that make us laugh and cry and take blue pills before sleeping. I miss you, Apollonia, I don’t know what to do in this “summer” that looks like a broken winter. 
I admit it, I’m afraid of what is going on, I can’t control it. You win again, freckled-face-Apollonia. I can’t control this anymore.
I've been crying for almost a week.


 
Always yours,
 Barbara. 


PS: I listened to those Daughter songs you sent me. I loved them. I really needed to listen to something like that. A little bit our style, all the time. 

sábado, 8 de diciembre de 2012

1, 2, 3




Y con el paso del tiempo
todo parecerá un sueño

Si preguntan,
ayer me desperté
en una cama de sepia

Nunca sucedió
nunca nadie lloró en esa banca
a las seis de la tarde

Todo fue un sueño
¿Y ahora qué?


Av. Cuba

Le dijo al chofer que su padre había contratado que la llevara hacia la avenida Cuba. Pensaba bajarse en ese parque de forma circular con bancas abandonadas y un monumento de quién sabe quién, probablemente un héroe de la guerra. Se sentó en el asiento y comenzó a esperar. El chofer, mientras conducía hacia calles muy alejadas del destino original, solo pensaba en llevarse a la chica y violarla cuando estuvieran lo suficientemente lejos. Después de un rato ella dijo "Esta no es la calle Cuba" y el chofer le respondió "Sí, pero de Chorillos", que era un lugar muy alejado cerca al mar. 
Ella no desesperó. Ni siquiera se puso a llorar, solo miró al hombre por el retrovisor y suspiró. "No debería de hacer esto" le dijo "Si hace esto no sé qué es lo peor que le podría suceder". El chofer se puso nervioso, ella estaba tan tranquila, tan igual con su mirada triste barriendo las calles de la ciudad "Va a llevarme hacia algún lado, va a violarme ¿Y después qué, señor? ¿Matarme? No lo creo. Va a mandar al diablo su vida por el poco tiempo que pueda usarme. Luego la policía lo buscará y lo van a encontrar, créame, porque no hay forma de ocultarse en este lugar. Lo peor es que mi padre va a ir a buscarlo y después va a matar a toda su familia ¿Quiere eso, señor? ¿Quiere que mi padre mate a su anciana madre y pise su cráneo contra el suelo?" El chofer sentía lágrimas patéticas brotar de sus ojos, volteó, miró a la joven e intentó callarla, gritarle, pero ella no reaccionaba, solo lo miraba fijamente y hablaba de lo que sucedería. El hombre no aguantó más. 
Poco después estaban ambos sentados en un auto de la policía. Ella lo miró con tristeza y le dijo "Pudo haber sido mucho peor, señor, ahora solo se irá a la cárcel, pero por un tiempo corto, esperemos. De todos modos, en la cárcen van a violarlo y llenarlo de enfermedades hasta que no pueda caminar ¿Ve lo que se ha buscado, señor?" Y el chofer comenzó a llorar lágrimas de sangre y temblar compulsivamente, se arrimó al regazo de la joven y comenzó a gritar "¡Perdóname! ¡Perdón! ¡Lo siento tanto" Y ella solo le acarició el cabello con una mano, cerró los ojos y le susurró "Lo perdono": 



Y ese fue mi sueño.
Me devolvieron a casa con mis padres.
El chofer que intentó secuestrarme no volvió a aparecer. 

jueves, 6 de diciembre de 2012

Jueves

De nuevo en casa
Salí, compré un libro de pasta verde musgo y regresé a casa. En el camino me acordé de las memorias encuadernadas en piel de animal que me dieron por mi cumpleaños, de las manchas de sangre en las últimas páginas y de mi negación ante la mala idea de tomar cerveza dentro del cine a las once y media de la noche. Me reí, porque pasará un tiempo hasta que regresemos a ese punto en donde hay cosas que están destinadas a suceder y nunca más repetirse. 
Hoy regresé a casa, busqué en las galerías y no encontré a nadie, entonces me senté en la escalera frente a mi puerta y con las llaves oxidadas en la mano, me puse a pensar. 
"Hoy ha sido la última vez, hasta que vuelvan a fallar mis planes que ya están destinados a quebrantarse". 
No puedo contar los días para irme, porque todavía no sé cuándo será, pero probablemente sea de noche. La semana pasada dije que iba a ir a sentarme en la misma banca del parque San José a repetir mis delirios y reflexiones de seis de la tarde, pero no pude. Me faltaron, me faltan, fuerzas para regresar. 
Eso sigue sin cambiar el hecho que hoy ha sido la última vez (dicen, hasta la próxima).
De un jueves a las seis de la tarde en adelante, hay un camino que no quiero conocer. Entonces podríamos caminar juntos.
Pero déjame taparme los ojos con las manos. 
No. Nunca. Mejor no. 
No quiero ver. 



B. 



 


 

sábado, 1 de diciembre de 2012

Colgar.




Nunca ha sido necesario un gran libro de psicoanálisis ni manuales de esoterismo para darme cuenta de lo evidentes que suelen ser algunas imágenes. Vienen, se quedan, desaparecen a las semanas y regresan con una fuerza descontrolada cuando menos me los espero.
Anoche soñé que alguien colgaba su ropa detrás de mi puerta antes de irse.
El mensaje es simple.
Va a tener que regresar por ella algún día. 

viernes, 30 de noviembre de 2012

Fin de Noviembre

Cementerio El Angel

-¿Y qué pasó?
-Yo te dije que el día que lo viera y no sintiera que mi corazón se contraía hasta doler, todo habría terminado.
-¿Entonces?
-Ocurrió. 



jueves, 29 de noviembre de 2012

Anagnórisis

El día que comprendas, 
de terrores anónimos
de catres temblorosos
de sangre en la cara
de órganos enfermos 
de ojos ajenos
de cartas huérfanas 
de silencios cristalinos 
de cuerdas ensangrentadas
de espasmos nocturnos 
de lágrimas desnutridas
de atardeceres cancerígenos
de ciudades grises 
de guerras sedentarias 

podrás regresar 
y escribir sobre mi frente
con la ingeniudad de siempre
que todo fue una exageración



Analgésico


Me volví  yo con los años
sentada al borde de la ventana
dibujándome el paraíso invertido
en la piel rota de las muñecas

(Si  partes en el amanecer del silencio
rezaría para nunca verte regresar)

Encontré mi infancia hecha pedazos
vomitando una orfandad nebulosa,
golpeando puertas y espejos
de rodillas frente a un altar

(No temo tu regreso,
temo no poder reconocerte)

Se acabó la crueldad del calendario
anoche miré mi reflejo
y no entiendo que observé 








Astronomías



 
Según la Astronomía, 
cuando pides un deseo al ver una estrella, 
actualmente estás unos millones de años tarde.
 Esa estrella está muerta.
Como tus sueños.

martes, 27 de noviembre de 2012

Uno

Desde siempre me enseñaron que los perros aullando son un claro augurio de muerte, junto con los moscardones que se paran encima de las luces en la noche, los cuervos -si tan solo vivieran cerca- paseando en el tejado. El día 27 de noviembre todos los perros de la calle decidieron aullar juntos y una mujer espantada que era mi madre, salió por las ventanas lanzando maldiciones a escondidas y preguntándose ahora a quién le tocaría. La última vez que pasó algo así, nos abandonó una vecina a quien ni siquiera le dirigimos la palabra. Dicen que era una buena mujer, en realidad no sabría decirlo. 
A solo un tiempo de partir, no creo que los aullidos y los perros negros debajo de los postes traigan más muerte de la que ya convive entre las personas. En la tarde me recogen en taxi, alguien llama por teléfono muy preocupado por un extraño dolor en mi pulmón izquierdo, preguntan si es necesario un cambio drástico, yo digo que todo está muy bien. Alguien pregunta ¿Has estado llorando? En la puerta le dije al camarada Puchuri, Nunca te metas en estas cosas, aléjate de ellas y él solo decía, Mi padre me dice lo mismo. También me lo aconsejaron, pero nunca escucho. 
A solo un tiempo de partir, la noche del 27 de noviembre recuerdo que nadie murió. Nadie se fue. 
Y sin embargo, muchas cosas llegaron a un final que llevaba una eternidad echando raíces en la sangre. 



Llegó el momento de partir.







-Si sigues sintiéndote asi de triste y quieres fumar, deja de encerrarte en el baño. Sal al balcón, toma un poco de aire y haz que todo se vaya. Hoy día debí de haberte llevado a la clínica. Debimos de haber ido al doctor. No estás bien. No entiendo.





Mamá.

lunes, 26 de noviembre de 2012

7:30





-Por qué lloras.
- ...

domingo, 25 de noviembre de 2012

Niebla


-La única explicación que se me ocurre, Ramos, es que eres como La Meca de toda la gente, rota, triste, problemática, enferma y vacía.







Noviembre 2012

Meses



"Seguiste creyendo que en verano todo se pondría mejor. La última palabra del año fue escrita con furia y con alegría, entre lágrimas de tristeza y felicidad infinita porque todo ha terminado. Ese año pudiste haberte despedido de tanta gente y sin embargo te quedaste o más bien, ellas se quedaron y el caos pareció posponerse por un tiempo más. Caminabas de regreso a casa con el libro hecho tiras debajo del brazo derecho y en algún segundo perdido del autobus creíste que en verano todo de verdad se pondría mejor. Porque enero y febrero son para olvidar, para anotar direcciones y teléfonos en agendas que nunca se abren, conocer a nadie, verte con nadie, sonreírle a nadie, recordar a todos. Vendría la Navidad, el Año Nuevo, los deseos para los doce meses de incertidumbre que llegarían con o sin autorización, ya que. 
En alguna semana ausente y huérfana de verano, el teléfono te levantaría en medio de una siesta y la voz al otro lado, te traería de golpe a un hecho que pocas veces tomas en cuenta: No se puede olvidar que no se debe olvidar. 
Te limpiaste los ojos con las mangas de un suéter que ya no podría ser usado en los meses que seguían. Lo recordaste a él con una sensación salida de lugar. Quizá en el verano las cosas no se iban a poner mejor. Solo iban a cambiar. 
Las mañanas de enero siempre son indescriptibles. La tranquilidad que trae el sol entre la ventana y el calor humedecido pegándose a las sábanas puede desvanecerse en cualquier momento. Decías "Porque enero y febrero son para olvidar" y al final, como diría alguien, el tiro te salió por la culata. 
Llegaste al verano para olvidarlo. 
Y lo encontraste en todos lados" 



jueves, 22 de noviembre de 2012

Noviembre II

-Conociéndote, Ramos, te esperan muchos años de poemas largos y dolorosos y siempre seguirás intentando guiarte por la razón y la lógica, pero sabes que no va a funcionar. Ni la decepción más grande va a pararte, tienes alma de santa y de mártir, podrías quedarte ahí, de pie pase lo que pase porque tienes dentro el amor más fuerte, masoquista y anormal que he visto. No te mientas. Te esperan grandes cosas. Te quiero.

Nostalgias.

Febrero 2011. 
Arica. 


Desayuno en el hotel

Condominio Bello Horizonte 

Paseo 21 de Mayo
Costas De Arica

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Irremplazable.



Los pájaros que pinte en la pared esta madrugada
jamás podrán compararse
al aroma de carencia
que dejan tus pasos

No te miro a los ojos
porque no me quiero enterar
Entre tus costillas
se quedó mi miedo enredado
caminas
y arrastras todo contigo

martes, 20 de noviembre de 2012

La Hemorragia

Después de mucho tiempo. Y me dijo, durante todos estos años, he pensado en ti. Te he pensando con lágrimas de rabia y de risa, con sangre limpia y oscura, putrefacta y fértil, con saliva y con plumas, con mañanas y con heridas. Te imaginaba y no decidía por dónde comenzar, si amarrarte las manos detrás de la espalda, recogerme el fusil al hombro y llenarte de plomo hasta las pestañas, porque quizá así me comprendas o si tirarme encima tuyo a destrozarte el rostro a mordidas y que me patees el vientre hasta ahogarnos en la propia sangre de nuestras conversaciones inconclusas. Asumo que no ha pasado ni un solo día en donde no haya querido destrozar una casa e incendiarla en llamas a base de nuestras conversaciones, como en los viejos tiempos. Me pregunto a veces con qué rapidez me arrancarías un pedazo de labio, con qué mirada rara y tierna te limpiarías la sangre de la frente y soltarías la usual ironía, como retirarme el rostro antes de un beso, tu limbo favorito. Ni estar a tu lado ni estar lejos de ti. 
No pediría más que nada una semana de rasgar telas, despellejar flores de inicio a fin, penetrar pulmones con el humo intoxicado de tu sonrisa a medias. Siempre lo hemos sabido. Teñirnos la piel de violeta debajo del atardecer que quemó nuestros ojos bajo la ventana. Después de mucho tiempo te encontré con la mismo hambre infeliz de querer matarte y despedazarte, de dejarte en ruinas, pisarte la tráquea y morderte las costillas con la misma crueldad con la que escribías las mil y un verdades de nuestra mentira. Con qué ganas me arrancarías el corazón de un golpe mortal, con qué ganas arrancaría yo tu estéril y torcida inocencia que derramaban tus manos sobre mi pecho. Algo que se escribe con saliva, lágrimas y sangre no puede borrarse bajo el polvo. Escuchar tu ego supurando los versos del pasado; qué más hermoso que ver tu azul asfixia de tu propio orgullo. ¿Y si ganas esta batalla y te haces camino entre los huesos, si observas las marcas que me dejaron tus dientes de perla? Nada. Dirías, Yo siempre supe que estábamos tan enfermos pero tú tienes la maldad bien dentro, el corazón tan negro, que tendré que acostarme sobre tu pecho una vez más, a buscarlo con mi oído, y quizá, mientras lloramos, pueda arrancártelo de raíz.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Whisper I



He rested all evening
in the middle of his loneliness
dreaming words of dust
hanging from the corpses
of his memories

And I stayed with him all evening
I saw him crying for a while
in the middle of his sleeping

And during that evening
he never knew
how loved he was 

domingo, 18 de noviembre de 2012

12:40


La pregunta es por qué sigues aquí,
teniendo tantas razones para desaparecer y nunca más regresar.

La pregunta es si dices ¿Cómo estás? por convenciones sociales, 

o porque de verdad te interesa. 

La Fórmula


"Estaba tan conmovido que tuvo que huir de la luz de la terraza y del jardín y refugiarse apresuradamente detrás del hotel, buscando la oscuridad del parque. Se le escapaban tiernos reproches, extrañamente indignados: ¡No! ¡No tienes derecho a sonreír así1 ¿Me oyes? ¡Nadie tiene derecho a sonreír así! Se dejó caer en un banco, enloquecido y respiró el perfume de las plantas nocturnas. Después, apoyado en el respaldo,  pendientes los brazos, abrumado y recorrido el cuerpo por momentáneos escalofríos, murmuró la fórmula ritual del deseo, imposible ya, absurda, infame, ridícula, y, sin embargo, todavía sagrada y todavía respetable: Te amo"


Muerte en Venecia 
Thomas Mann 
Pág. 291

viernes, 16 de noviembre de 2012

Viernes


He arañado el piso de la casa por las cosas que arrastro hacia mi cama todas las noches. 
He quebrado todas las ventanas porque a veces salgo a pasear durante los sueños y nunca aprendí a deslizar los vidrios. He despertado a mis vecinos desde hace varias semanas con las risas y los llantos de anti-sonámbula desubicada que se queda tan cerca a la cabecera de la cama que casi se vuelve de la misma caoba blanca con flores de liz talladas en el hombro. Algo así. 
Hace poco soñé que escribía Te amo en el cuaderno de mi mesita de noche.
Y cuando desperté, tenía la mano derecha empapada de sangre.
 
 

jueves, 15 de noviembre de 2012

Muerte En Venecia (1971)



-Tu padre diría que es otra película de maricones.
-Lo sé, madre. Por eso nunca la vería con él. Pero esta película va más allá. 
-¿Y cuál es el mensaje?
-Es el amor, madre. Esta película me ha dejado encima uno de los mejores ángulos que he visto del amor. No es que te quiero y tu me quieres y simplemente nos juntamos y la historia sigue. No. Este es un amor frágil, contemplativo, un amor que observa, que va desde lejos y estalla al mínimo movimiento, que está ahí todo el tiempo y que está contento y triste al mismo tiempo, porque le basta embobarse eternamente en la belleza de observar.
-¿Un amor que no sufre?
-¡Al contrario! ¡Justo este es el amor que te mata, que te destruye con cada detalle, que te hace pedazos, te trae hacia abajo y te hace sentir tanto que te mueres y te mueres enamorado y así es como funciona! ¡ESE es el amor del que estoy hablando! 

martes, 13 de noviembre de 2012

Me haces recordar a mi padre.

G.

No sé quién eres, nunca te he visto, pero hace meses que no hablo con Dios y esta noche, soy capaz de regresar solo para pedir que no te vayas. No sé qué intenciones tienes, no sé porqué lo hiciste. Me hablaron de ti esta noche y supe que no puedo dejar que desaparezcas antes de cogerte de las manos y pasar un rato al costado de la cama del hospital. No sé de qué color son tus ojos, si tienes los labios gruesos o delgados como hojas de papel, si ríes muy a menudo o si lloras hasta que te quemen los párpados. 
A penas sé cómo te llamas y ya significas tanto, que no me lo puedo explicar. Pero quisiera saber qué te sucedió, en qué momento tomaste una decisión tan cruda. No puedo juzgarte, porque a mí también se me cruzó por la cabeza y si te digo "Sé lo que es" no es un muleta verbal, no es un comentario de penosa compasión. De verdad yo sé lo que es y por eso esta noche voy a irme a dormir pensando en ti, en qué estarás haciendo, en si también has sentido esa sensación inaguantable de llorar en medio de un viaje de autobús porque ya nada parece tener sentido. 
Siento mucho todo lo que ha sucedido, lo siento tanto que cuando me vaya a dormir, si es que lo consigo, el pecho me pesará con la misma amargura que el amor en sus maneras más inexplicables. Quisiera saber que vas a estar bien. La noche nos cae encima y yo estoy aquí, vomitando oraciones y tú allá, sin saber quién soy, sin saber que existo, cómo me llamo y posiblemente sin comprender el porqué me preocupo tanto por una desconocida. 
Desde mi silla y a horas de continuar con la misma rutina de Noviembre, lo único que puedo hacer es desear y anhelar y tener ideas flotando, orar un rato antes de dormir, pensar que va a funcionar, que vas a sobrevivir.
Puede que no nos conozcamos, pero no pienso dejar que te vayas.

Letter To Apollonia

As time goes by, my beloved friend, I've come to the conclusion that you were right. From the beginning to the end, from the very start of your sarcasm and your wisdom, you were absolutely right. I still remember the many mornings and evenings we spent together and I can't believe they are already gone, gone with the squares of broken calendars, with the years that seemed so long. Maybe eternal. 
I realized too late that you were gone. 
One day, I was walking by the long avenue and the feeling of emptiness had your name all over. How important you were, you are, that is something that I can't really explain. However, I'm not writing this letter trying to get you back, to let you know that things can change and everything can get back to normal.
I'm writing this letter to tell you that you were right. 
From the first moment, laughing with the irreplaceable shine of your gentle face, you said that my problem was fear. Pure fear. "You are so afraid of everything" you said and I didn't believed. After so many years, now that you are gone, that we lost each other maybe forever -even though forever is a long time and we never believed it really existed- I think you are the winner
I've always been afraid of everything, most particularly of myself. Just look around this letter and remember how things were in the past, I've always been a wreck, an old book with holes and burned pages, but there was nothing you could do about it. You were as broken as me. 
I've always been afraid of loosing things, of letting them fade into the fogs of past. Many years ago, one of my biggest fears was to loose you. Did you ever fear something? Were you so human, so gentle, so special or was it all part of the script? I've stopped thinking about the truths and the lies, the black and the white. A loyal friend or a bastard liar, you were right in the end. 
Writing this letter, I've overcomed my fear, the fear of letting you know. Don't try to find me. I'm still the same old burned book from many years ago, my beloved friend. 
You were right, fear ruined everything in my life, from the beginning to the end, you were right, I admit it. It's time for you to know that yes, you were right, you are right.
I lost you because I was afraid.
And there is no reason for you to forgive me. 


Always yours, 
B. 

jueves, 8 de noviembre de 2012

Cerrado.




Porque Noviembre es muy largo.


jueves, 1 de noviembre de 2012

10 + 8



Desenredándome el cabello
perdí la esperanza. 
Pasó octubre
y arrastró todo consigo 
A unos metros de las luces
en el día de los muertos
la luz nos ahogó en el abismo

Y celebrar un cumpleaños,
alcanza en la invitación del velorio





 
 

martes, 23 de octubre de 2012

La Carencia





Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas.



Alejandra Pizarnik 

sábado, 20 de octubre de 2012

Escupitajos de Octubre

He reemplazado los cuadernos y las anotaciones en papeles amarillentos por paseos en el autobús y siestas con los ojos abiertos, apoyando la cabeza en las ventanas. He reemplazado las oraciones por reflexiones  indeterminadas antes de dormir, dirigidos a Nadie, a lo que alguna vez, llamé una sombra difusa. He reemplzado los blogs y las fotografías con nicotina y paseos colmados de tóxicos maquillados de Placebo. He reemplazado la risa abierta por mis planes fallidos de suprimir emociones. Pero en esto último -después de nueve intentos- ya se sabe que fallaré, porque los malos planes siempre fallan. 
He reemplazado la nada con más nada. 
Y sin embargo lo que no ha cambiado son los sermones de todos los días, el discurso tan conocido de "Tú sabes muy bien qué está sucediendo. Sabés qué significa". 
Entonces lo que nos queda, es la negación.
Evidentemente, doblemente, inútil negación.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Pesadilla I



Terminado el 17 de Octubre del 2012. La única razón por la cual me alegró terminar y ver el resultado de esto, es porque llegué a plasmar cómo son de verdad mis pesadillas y me refiero a las imágenes y a cómo se presentan mientras duermo. "Pesadilla I" y no estoy segura qué quiere decir. 

martes, 16 de octubre de 2012

Ramas De Octubre

A mitad de camino, el chofer del autobús miró por encima de su hombro a la multitud silenciosa que miraba a través de la ventana con el sol reventándoles en el rostro y los rostros como cartas de póker. Resopló, lleno de tristeza y prendió la radio que había mantenido apagada durante todo el día. Se había sentido tan desanimado que había arrojado sus viejos discos de plástico, rayados y mordisqueados por la humedad en un agujero al lado del acelerador. De repente nos acordamos que aquel día jugaba nuestro país y con la llegada del atardecer, escuchamos un partido pasivo y sin emoción, marchito por el mal sabor que nos dejó la última jugada de hace unos días y el tono anaranjado de un cielo que había estallado en luz solar durante todo el día. Pero también yo supongo que es por octubre y porque vino silencioso y calladito, como un mes indiferentemente sereno y cuando todo parecía estar tan bien, en tan solo una semana, todo se ahogó en el caos más inusual. Llegué a casa y madre no saludó; está molesta porque le critiqué su homofobia. 
Este mes, en los 16 días que llevamos respirando aire de octubre, todos hemos perdido algo y ya no sé decir si de verdad es porque así debe de ser. Podría explicar la tristeza y la amargura silenciosa diciendo por enésima vez en el año que el flujo de las cosas, pero me rehúso. Ya no hay más ciencia, no hay fórmulas ni acciones racionales en el manojo de nervios y sentimentalismos que invadieron los primeros días del mes y aún suelen invadir ciertas noches, cuando llueve hasta que el agua llega a los huesos y uno espanta los malos pensamientos. Ayer se susurró “Tengo miedo de ser feliz porque ¿Qué voy a hacer cuando se termine?? ¿Cantarlos como una canción de viejos carteles?”. De repente, con la apatía por los estudios, llega la apatía por darle vueltas violentas al asunto. Hoy día creo que Perú va a perder el partido. Y mientras tanto, recuerdo que todos, absolutamente todos, mienten.  

martes, 9 de octubre de 2012

Ocaso

Llueve sobre octubre y sobre la ciudad. Parece como si todo se hubiera ido de cabeza en tan solo cuestión de días y de escupitajos despreocupados de un clima extraño. Caminaba regreso a casa y pensaba que estábamos juntos, pero en realidad no era ni nunca fue así. En octubre me siento debajo de la ventana a verme las cicatrices y escarbar entre los mapas de la piel para ver si puedo acordarme las oraciones y comas que se me van de la mente en el ocaso. En octubre ella deja el lapicero encima del mantel blanco y se pregunta cuándo cambiará, si es que el día de mañana hará menos frío por la noche y los abrazos no serán algo tan complejo. En octubre él camina hacia ningún lado y también piensa en abrazos, pero ni las cifras más profundas y perdidas en el océano de las memorias, podría acercarse al número real de abrazos que no recibió por miedo a incomodar. Así son las personas, dijo alguien, simplemente las personas son así.
Yo pensando en ellos mientras regreso a casa y pienso Qué bien se está en octubre, como si todo se hubiera ido de cabeza, como si pudiéramos dejar las separatas debajo de la cama, sacar los libros y regalar abrazos, cinco segundos de caminata debajo de la lluvia antes de recordar que siempre estuvimos separados.
Llueve sobre octubre y no sé qué es lo que estoy buscando entre risas y cortes y encogerse los hombros y decir No lo sé, No lo entiendo, Comprendo. Está bien, siempre todo ha estado bien.
Como si no me hiciera agua entre los dedos cada vez que llega el ocaso.
Y no tachara tantas veces las palabras, por miedo a terminar la oración.




miércoles, 3 de octubre de 2012

Octubre

Dicen que no hay brisa que te logre hacer añicos
ni viento que traiga abajo tu pecho de papel

¿Te volverás polvo, si te toca el poema?
¿Y sangrarás por cada verso?

O quizá esta vez has ganado.

Pues dicen que para tener el corazón devastado
primero que hay que tener un corazón.

Agua Fría

"Entonces le dije, Anoche soñé que caminábamos juntos y al otro lado del puente violeta, había un niño vestido de luto que nos miraba pasar. Te abriste paso entre las páginas magulladas y humedecidas por el rocío de la noche anterior y te encogiste los hombros, Seguramente fue una aparición, no pudo haber sido nuestro hijo en sueños, porque yo nunca tendría un hijo contigo. Alguien dijo por la radio que se acercaba una tormenta como nunca antes se había visto y que todos regresaran a casa, a lo lejos se escuchaba el rugido raro de las olas y el agua estaba tan cerca que por el vidrio de la ventana se la veía subir y bajar hasta  empapar el cristal. 
¿Y qué estábamos haciendo en un puente violeta?, preguntaste buscando algo debajo de la cama y el tintineo que le siguió me hizo pensar en monedas y en pastillas. Pero se supone que la medicación había quedado atrás; en aquel mundo cuadrado y extraño, ya no existía la fluoxetina. No lo sé, respondí, solo estábamos caminando hacia el otro lado del puente, y el niño nos esperaba pero parecía conocernos. Qué raro, respondiste y un bostezo de hipopótamo viejo llenó la habitación, Quizá haya representado la infancia perdida, o los traumas de la niñez o quizá solo es porque tú siempre andas mirando niños en todos lados, supongo que es cosa de mujeres. ¿Acaso tu nunca has soñado con niños? pregunté haciendo a un lado una almohada cargada de polvo. Mientras hablábamos el agua del mar había entrado y se iba devorando los maderos centenarios del suelo. No, claro que no, dijiste, Yo sueño con otras cosas, sueño con mujeres, por ejemplo, y con órganos del cuerpo. ¿Alguna vez has soñado con un corazón?, pregunté mientras el agua furiosa del mar llevaba nuestra cama hacia un jardín que no era más que horizonte y lluvia fría. Siempre sueño con un corazón, respondiste jugando con el agua que nos rodeaba, Casi todas las noches. Me reí y me acurruqué en tu hombro porque comenzaba a hacer mucho frio, Esa es la diferente de tus sueños y los míos, te dije debajo de la sábana, Yo puedo conseguir niños, pero tú no puedes conseguir un corazón" 

Nueve

Escribí de ti antes de conocerte, escribí el gran final antes de siquiera comenzar. En ese momento la gente escribía sobre nosotros y tu escribías sobre la gente. Yo me sentaba en las noches a hablar con el Padre y le decía Viejo, no entiendo con qué punto dejas que estas cosas sucedan, supongo que ya es un habito tuyo, yo solo quisiera que fuera primavera de vez en cuando. Y tu te cogías la cruz del cuello y la estampa y los rosarios y los collares de todos los santos. En algún momento, cuando el cuello ardía de octubres atontados por el verso, tenias que echarte las Ave Marías hacia atrás. Y escribíamos poemas debajo de las luces tenues y si la gente dice que fuimos felices, pues todos mienten y si dicen lo contrario, están igual de equivocados. No hubo lágrima ni risa porque todo estaba mezclado. Un poema escrito encima de otro, hasta que el papel se rompió. Y mientras se caminaba hacia algún lado alguien decía Te pido perdón por lo que hice porque te he matado mas de una vez. Pero en ese momento llovía sobre la ciudad y ya nadie sangraba. Después de tanto tiempo, ahora que escribimos con plumas diferentes y sin embargo con el mismo color de tinta, me rehúso a pesar que voy a arrastrar su sombra y mi sombra y la sombra de todos los hombres a donde yo vaya.
Dicen que nadie es tan descorazonado como para cortarle las alas a las memorias y mantenerlas con uno todo el tiempo, solo porque nos da miedo conseguir unas nuevas.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Flora

Dijo que iba a regresar, me contaba mientras yo le trenzaba el cabello frente al televisor. Siempre se sentaba en el sofá color berenjena a las dos de la tarde y me pedía que le prepara un té con tres de azúcar y ni una gota de limón mientras buscaba el control remoto entre los cojines cubiertos con pelo de gato blanco. Le trenzaba el cabello todos los días pero nunca me respondió el porqué. Antes de irme a dormir, consideré que fue porque las trenzas le hacían recordar a las niñas que nunca tuvo, al cadáver de aquel aviador de sonrisa amplia que murió dentro de su vientre antes de conocer el cielo mismo y la interminable lista de personas que caminaron por sus pasadizos. 
Ella era una muy buena, pero tenía algo. Muchas veces me pregunté si en realidad estaba cuidándola a ella o a su fantasma. Iba todas las mañanas, a veces me quedaba a dormir en la habitación al costado de su biblioteca y siempre la vi igual, sonriendo, las mejillas de cera y siempre escarbando el azúcar que quedaba al fondo de la taza. 
No podía evitar tenerle lástima de vez en cuando. Ella vivía todos los días esperando una carta, un telegrama, una llamada telefónica o una piedra estrellándose contra la ventana, pero la verdad es que ninguna de esas cosas llegaron ni tampoco llegarían. 
Dijo que iba a regresar, me repitió mientras apagaba el televisor. También me contó que le había prometido escribir, le había dicho que viajaría por el mundo y traería flores secas de todos los jardines por donde pasara, le prometió fotografías, huesos y órganos dentro de frascos de formol, libros en noruego y lanzas de las tribus africanas. Yo le trenzaba el cabello y ella miraba aquellos reportajes sobre las calles de Tolouse, la arquitectura de San Petersburgo y el clima de la Amazonía, esperando encontrarlo escondido entre los árboles, con el rostro cubierto de tierra y una mariposa al hombro, saludando detrás de un tronco. 
También sé que en algún momento, él le prometió que nunca se iría.


1:02 AM

En mis pesadillas, estoy tirada en una playa cerca de la orilla, pero no puedo moverme. La marea sube y baja, el agua salada y helada me cubre y luego se retira, arrastrando arena y frío.
Es una sensación horrible. El mar jala, pero tú te quedas. Llevo semanas soñando con el mar, no puedo quitármelo de encima. Es tanto que puedo sentir el agua chorreando por las patas de la cama cuando me despierto y quiero ir al hospital. 
Dicen que necesito ir al hospital.
Solo quiero saber qué es lo que está ocurriendo. 

Sigo sin comprender.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Corchea de Septiembre


-Aun no sé qué es lo que pasó.
-Eso es lo que causa el amor, barroca.
-Silencio, Nannerl. No intentes convencerme.
- Y eso que aún no llegas al Romanticismo, barroca. Pero si es así, te tendré que cambiar el seudónimo.
-¡Nunca! Me da miedo el cambio de etapa musical, como entenderás, Nanna.
-Pero vamos, tienes que admitir que estarías llegando a lo mejor.
-Me quedo en el barroco. Pasar al romanticismo va a destruirme el método musical, como entenderás.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Pronóstico

La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. Otra vez. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. Caída. La paciencia de las personas. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. Consultorio. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. Alejas a todos. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. No. La doctora dijo que esto iba a pasar. Pesadillas. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. Dosis. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. Terapia. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. Todos se olvidan. La doctora dijo que esto iba a pasar. Todos se van. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. Lo siento. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. Montaña rusa. La doctora dijo que esto iba a pasar. Puerta.. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar. La doctora dijo que esto iba a pasar muy pronto. 



domingo, 23 de septiembre de 2012

Después de la anastesia

Un anciano con las manos detrás de la espalda y una gorra color café pasó por mi costado, susurrándome "Qué bonitas rosas" hasta que desapareció cuando llegó a la Iglesia. Alucinación o no, bebimos lo poco que nos quedaba, tres gatos cruzaron como luces fugaces y alguien tosió muy fuerte, quizá dejando detrás un reguero de sangre por la intoxicación de la noche. Arritmia, le dije con una mano en el pecho, Creo que me acelero todo el tiempo. Vi mis libros favoritos en las vitrinas de las librerías, las mesitas redondas de los cafés en donde siempre flotaron mis fantasías infantiles y cogiéndole del brazo comenzamos a caminar hacia quién sabe donde, sin más preocupaciones que llevar la botella pegada a las costillas y la nicotina guardada en los pulmones. Un grupo de turistas noruegos se cruzó en nuestro camino, pasamos por un banco cerrado, perfumado y triste, casi nos atropella un auto y en aquel flujo de adrenalina llegó la risa en medio de la absoluta nada. Hacer la revolución, viajar a París y vender nuestros cuerpos a un extranjero ingenuo para luego robarle los órganos, Podríamos venderlos en Internet, seremos las más buscadas por la CIA, qué hay detrás de todo aquello. 
El nombre del mesero era Christian, se rió de nuestra risa, nos quitó la carta y con nuestra ventana hacia el mar, secamos tantos vasos como pudimos, sustancias dulces y amargas, colores que cambiaban dependiendo del ángulo del cual miraras la intoxicación. Por la belleza de la vida, por el amor, por el arte. Me dijo, Vamos al mar, tomemos un taxi y bajemos al mar y le dije, Hace frío, vamos a tirarnos al agua y no vamos a regresar, busquemos otro bar, busquemos otro camino. Las escaleras hechas una montaña rusa como un caracol desperezándose, la risa a flor de labio, el rostro adormecido por las historias. 
No fue tanto el dolor cuando me perforaron las orejas en aquella salita de luces parpadeantes, en donde un hombre enorme con los brazos tatuados me cogía del hombro para que no me moviera. Alguien se rió de entre la oscuridad, me dijo, Bebe más, se te pasará. Y luego vi como le perforaban la lengua, la contracción del dolor y luego el susurro de las agujas contra una espalda desnuda que descansaba al costado. No hay más nicotina por hoy, la infección es un peligro, es desagradable, No puedo sentir mi rostro. Risa, Déjame en la puerta de mi casa, no puedo más. 
Acostada mirando hacia el vacío a las dos de la mañana, ya entre almohadas y libros abiertos, alguien se rió en mi oreja y se me paralizaron las manos, la arritmia, la aceleración de las horas de un sábado y el anciano que nunca nadie vio pasar, solo yo.