lunes, 27 de julio de 2009

Conclusión

Cuando vas a querer a alguien debes de pensártelo dos veces.
Nadie jamás hará caso a ese consejo porque uno no piensa cuando se enamora. (puaj, odio usar esa palabra).
De verdad es cursi y ridículo que yo lo diga pero es una de esas lecciones que la vida te da con latigazos y piedras. (auch)
Cuando quieres a alguien te llega absolutamente todo y primero te juras que no se convertirá en nada serio y que tu vida no dependerá de eso.
Y esas son patrañas porque la verdad es que terminas preocupándote de porqué no te llamó, porqué no se conectó, porqué no apareció, porqué no te mandó el mensaje, porqué y porqué.
Terminas convirtiéndote en una versión patética de ti mismo sin que te des cuenta, terminas reflexionando y también pregutándote porqué tuvo que llamarte la atención una persona que te hace sufrir tanto.
Existen las que hacen sufrir y lo saben.
Y las que ignoran todo y jamás sabrán lo mal que estás.
Siempre va a haber un momento de tu vida en el que odies al que quieres.
Y es que el odio y el amor van de la mano.
Puedes amar a alguien toda una vida y puedes odiar de la misma forma.
Cuando quieres te desahogas con un amigo, cuando odias también.
Así que no molesten.
Todas las promesas que se hacen cuando van a querer a alguien jamás las logran cumplir.
Todo es eventual.

1 comentario:

Ian Moone. dijo...

Oh demonios. tienes razón

Cachetes siempre solía decir que no existe el amor verdadero. Todos nos preguntábamos que demonios tenía que ver eso con política y ética.