lunes, 10 de octubre de 2011

La Dama

Inspirado en las villanas
que destruyeron las vidas de mis viejos amigos. 
Y que son recordadas siempre, como una pesadilla. 



La dama de luto y sedas rojas viene y se sienta, con la frente altiva a mirarnos a todos. Es alta, voluptuosa, apetecible. Tiene los pasos silenciosos como si fueran de pluma, tiene el rostro perfecto, inmaculado; no hay evidencia de su pasado ni de su oscuro presente. 
La dama saluda orgullosamente en todos los idiomas, a algunos los mira con desprecio y a otros con interés. Su belleza resalta en el gran salón de oro, diamante y cristal, es como una luz, como el espíritu que jamás se fue del lugar, la compañera de todos y la enemiga pública; toda una controversia. La observo desde mi mesa y me aferro al mantel blanco al ver que me observa interesada. Se sonríe detrás de un abanico forrado de seda, o de las pieles de sus pasados amigos, de las mujeres y hombres que amó y odió con infinita fuerza.
Me mira y tiemblo de pies a cabeza, siento mucho frío, las personas se han fijado, murmuran entre ellas y escondo mi mirada cuando de repente se acerca, majestuosa entre sus vestidos y capas de colores siniestros.
Me da su mano guardada bajo un fino guante y acepto. Me opaco ante la fuerza que ella posee, desvío la mirada y veo sus labios rojos, casi sanguinolentos sonreír en una temible y hermosa mueca. Oh, que tortura más hermosa la de tomarla por la cintura y bailar sin miedo a la demora, a la música, al salón de oro, diamante y cristal. Me habla en idiomas que no conozco y yo asiento, de repente me río, de repente me siento adormecida, me aferro a su cuerpo maduro y la deseo. 
Me sangran las manos porque en su cintura hay espinas y me arden los labios porque solo es ácido y líquido amargo el que derrama de su boca. Y sin embargo bailo con ella y no me detengo, siento felicidad en el corazón mi cuerpo entre en agonía, en el mejor de los infiernos en el más placentero de los dolores. 
La dama me besa, me abraza y sucumbo ante sus peticiones, le ofrezco mi alma, le regalo mi amor a borbotones y me aferro a la seda de su vestido, a lo terso de su piel, siento que la amo y que ella me ama y sin embargo sangro, lloro, observo el dolor escurrirse por el suelo como un río fatal. 
Levanto el rostro para mirarla y me sorprendo de sus ojos inexpresivos, de su mueca hermosa y horrible al mismo tiempo, de su risa fresca y demoníaca.
¿Quién es esta mujer? Me pregunto, aterrorizada. 
Y su nombre, era la....  

2 comentarios:

AnaRC dijo...

La foto que has usado en tu entrada, es una de mis favoritas, te sigo! un beso ;)

AnaRC dijo...

La foto que has usado en tu entrada, es una de mis favoritas, te sigo! un beso ;)