domingo, 23 de octubre de 2011

El Vals de Ludovico

Domingos por la mañana, desayuno de pan blanco, té inglés, huevos fritos del más allá y jugo de naranja del Edén. Digo una sarta de cosas felices porque afuera hace sol y me da ganas de ir a la azotea a alimentarme de rayos solares hasta olvidarme del frío de mi alma (?) y a lo mejor hacerme feliz.
Hace frío en las sombras alegres de mi casa. Tengo el tedio merodeando entre los pasadizos (como si tuviera varios) y en realidad tengo ganas de un buen líquido colorido y santo con elementos químicos en su composición (un gran llamado al alcohol), pero no puedo. Primero porque es domingo y dos, porque sé que está mal y no puedo sucumbir ante tamaña tentación.
Anoche colgué el teléfono y estaba por irme a dormir cuando me asaltó una sensación desconsoladora. Imposible dormir cuando angustias de este dorado calibre me asaltan, así que observé mi teclado y me quedé varios segundos pensando en sus dientes negros y blancos.
Por un momento sentí ganas de llorar. Últimamente estoy sintiendo ganas de llorar de la absolutamente nada, pero anoche fue algo extraño, una mezcla de felicidad con tristeza que no tenía ninguna clase de motivo. No estoy loca.
Pronto la sensación se transformó en una clase de ente invisible y me encontré tocando hasta la madrugada, pero no cualquier clase de melodía trivial ni manoseada por los libros Susuki que nunca tuve, no.
Anoche, le compuse un vals de a Ludovico.
Mi amigo el pianista me dijo, horas antes de culminar mi primera composición a piano que "Fuck the tittles". Por el momento, mi pequeño vals de menos de un minuto se llama 'Ludovico' a secas, debido a que el cruce de neuronas e ideas anoche me impidió elegir un título lo suficientemente bueno.
Después de darme cuenta de lo que había hecho (me demoré unas dos horas en terminar este vals) perdí por un momento la noción del tiempo y me preocupé seriamente por la situación en general.
Componerle un vals a alguien...
Jamás me lo imaginé.





1 comentario:

Reinhardt Langerhans dijo...

Oh, sí.
Hay de esas canciones que se sienten a la vez alegres y nostálgicas :) Vanagloria y laurel para quien pueda plasmarse en papel

De cualquier manera, por más pequeña que sea tu composición, pásala a papel y regálasela a Ludovico :)
Por más "simple" que sea, son esas pequeñas cositas las que sazonan la carne de la relación [ok... creo pude haber mencionado una mejor metáfora]

¡Saludos! :D