Ayer fue un gran día. Es raro que diga esta clase de cosas, porque se supone (se supone) que debería de estar algo así como caminando en el limbo entre la depresión, la muerte, el alcoholismo y el sueño, pero por alguna extraña razón no es así. Ayer abracé a la Ministra Aída García Naranjo durante una ceremonia en el colegio sobre María Alvarado y el feminismo.
Quisiera contarles exactamente todo lo que pasó, pero es largo y en unos minutos tengo que irme a mis clases de francés (oh sí, que divertido).
Fue conmovedor ver a la ministra llorar desde su asiento mientras yo hablaba en el escenario.Por pequeños pedazos de tiempo, me ponía a pensar en qué estaba haciendo y llegué a la conclusión que estaba hablando una parte de mi que yo no conocía tan profundamente. Es raro explicarlo, pero sentí que por un momento me estaba partiendo en dos y era una Barbara desconocida y al mismo tiempo muy familiar la que se dirigía a un público oscuro y de alguna manera desconocido, aunque estuvieran mis amigos y conocidos ahí.
Yo & La Ministra De La Mujer |
Al final de esta entrada citaré LA frase que dije durante el discurso que hizo que profesores y amigos me felicitaran en los pasadizos y parece que he creado un pequeño remolino de controversias, rumores y cuchicheos, pero no me molesta.
Creo que siempre supe lo que estaba haciendo.
Anoche vino Frederich (le aumenté la h porque vimos una película sobre la segunda guerra mundial) a ver El Pianista en mi casa. Me trajo dulces y comimos, como de costumbre, popcorn gringo en sobres para microondas. Fue una noche muy buena, necesitaba no necesariamente desahogarme (ya me encargué de llorar hasta la inconsciencia, creo que ha sido suficiente) si no pasar un buen momento sin que me hicieran preguntas como: ¿Y por qué rompieron? Y luego hacer comentarios como: ¡Si lo veo te juro que le pego, me vas a tener que detener o lo mato! Entre otras cosas simpáticas.
Anoche también sentí la resaca de haber llorado porque los párpados me estaban jodiendo la paciencia. Cené pollo a la brasa sin compañías de alcohol y me fui a dormir sin orar porque me olvidé de hacerlo.
Hoy día tengo mi reunión por mi cumpleaños con todos mis amigos.
Obviamente, habrá agua bendita (jaja) hasta para regalar y mi plan es tomar cerveza, pero puramente cerveza, hasta morir y luego resucitar al día siguiente. Frederich dice que sentiré como si me hubieran tirado un piano encima.
Oh vamos.
Ya he soportado suficiente, déjenme maquillar mis desdichas.
"Somos sensibles, pero eso no nos hace débiles. Puede que no nos hagan caso a veces, pero eso no significa que la lucha debe terminar. Tenemos mucho que hacer, muchos planes. Tenemos que cambiar esta sociedad, tenemos que demostrar a todos que podemos seguir adelante con o sin hombre al costado. Gracias"
Req.
PD: Les prometo formalmente escribir algo en estado absoluto y mortífero de ebriedad.
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