Hace dos noches, la misma noche de cine en la que tuve un momento de confesiones sentimentales con Rosana y hablamos de la vida, del amor y de la muerte, tuve un sueño con Ludovico, después de mucho tiempo.
En mi sueño, estábamos todos en el colegio y yo en el pasadizo, caminando.
Entonces Ludovico apareció, viniendo de algún lado y me miró y yo también le miré, y ahí estaban sus ojos negros, eternos y silenciosos.
-Espera- me dijo -Espérame a los últimos días de Enero.
Y entró a su salón sin decir nada más. Un chico de su grado pasó entonces por mi lado, me miraba seriamente.
-Dale tiempo- dijo, todavía serio -Dale tiempo, espéralo.
Entonces me desperté. No supe qué hacer.
Y mirando hacia mi ventana tapada por cortinas, sentí un calor extraño en el pecho.
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