Amo a mi madre y a mi padre,
pero odio los televisores prendidos de madrugada
y los pasos fantasmales en el techo
Amo los años de cajón polvoroso de mi vida de colegio
vida y muerte de colegio
las puertas de los baños cerradas, los candados
pero cómo odiaba las tizas entre las uñas, mugre
Amo las sábanas del verano cuando hace frío
porque las almas caminan y solo yo las veo
pero el sudor nace del poro triste, del sueño interrumpido
es agrio, viscoso, es el monstruo del reloj
Amo los espejos pero no el cloroformo de su magia,
ni el celuloide que me decía que era un celuloide
odio entonces la realidad y la fantasía
y siento que creo en la magia, en los órganos, en la vida
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