Mi Verano

Esta mañana me extrajeron la última toma de sangre para mi examen de Prueba de Litio. Estoy feliz porque para ser el final de este análisis de tres tomas semanales en ayunas, ha sido bastante indoloro y gracioso. Llegué, como de costumbre muriéndome de sueño en mi falta de comida, entré rápido a esas cabinas pequeñas que están al final de la zona Anglolab de la Clínica Stella Maris y una chica de voz dulce, sin decirme nada y con sus manos mágicas, me extrajo la razón de ser de su empleo. 

Después de un buen desayuno de huevos revueltos con pan y jugo, dos horas espléndidas de francés tímido con mis nuevos compañeros de turno mañana programa de diario y dos horas de siesta aquí en casa, me levanto para recordarme que todavía tengo mucho que hacer, el problema es que no sé con exactitud que es. Comencemos por lo más entretenido y es que tengo que ir al cine a ver la segunda película de Sherlock Holmes, comer mucho popcorn con dosis extremas de sal y finalmente salir de la sala y decir "Qué buena película".

Prozac (creo)

Mi certeza en ese tema se basa en que una película de Sherlock Holmes no puede ser mala y no lo digo por que los actores en escena son atractivos hasta niveles más allá de lo humano, si no porque el persona en sí y la obra de Sir Arthur Ignatius Conan Doyle ES intachable. 

Anoche me pasé dos horas con algo viendo El viaje de Chihiro. Fue memorable porque fue la primera vez que me cociné canchita tradicionalmente y, exactamente, no destruí ni quemé la casa, me siento en la gloria. Esta película de animación japonesa me emocionó bastante, casi al límite de llorar porque sacó de una mudanza casual de una típica familia japonesa de tres miembros (Chihiro, mamá y papá) la aparición de un mundo paralelo lleno de seres mágicos, dioses y seres que yo ni en mi más profundos estados de ebriedad y demencia habría podido inventar. Mis aplausos para todos los que lo hicieron posible. Les recomiendo la película a gritos y saltos.
Para terminar estos episodios de Barbara en el mundo de la Psiquiatría, tengo que tomar o más bien tienen que tomarme unas ocho evaluaciones más y luego podré ser feliz (ja, ironía) con el resultado por fin encontrado. Las pruebas de litio y las preguntas repetitivas sobre si he pensando en suicidarme en algún momento o pienso constantemente en la muerte me han hecho llegar a la no-oficial conclusión que puedo estar en un cuadro depresivo severo. Espero que no quieran medicarme. Hace unos años me habría encantado la idea, pero ahora le temo a los medicamentos.
Escucharé The Cure o veré una película de terror más tarde. Aún tengo mucho qué decir. Paz y amor en sus vidas; díganle no al Prozac.

Buenas vibras, 

Req.