No, no eres como luna.
Ni tu rostro sensible de rosado primavera,
o tus ojos brillantes o tu sonrisa sincera
No, tampoco eres el sol.
Ni tu risa perfecta en la broma intencional
o tu llanto catastrófico de diluvio universal
No, no eres el cielo
Ni tu beso alegre en mi boca de velorio
o tu caricia fogosa en mi cuerpo mortuorio
No, no eres la magia
ni la ilusión de mis existencia
no eres una mujer buena,
eres mi castigo, mi dolencia
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