lunes, 18 de enero de 2010

Seudo Pesadilla

Estábamos en mi diminuta cocina con dos personas que no conocíamos. Él estaba en el otro repostero cortando unas verduras al lado de una señora de edad y de gafas que hablaba sin emitir sonido alguno.
De alguna manera extraña yo sabía que estaba muy feliz, quizás porque estábamos compartiendo el mismo espacio y al parecer todo estaba muy bien.
Sonreías demasiado.
¿Resultado?
Yo sonreía demasiado también.
Tenías que irte a recoger un no se qué y cuando cruzaste accidentalmente pusiste tu mano en mi hombro. (¿Accidentalmente?)
Otro sueño sin sentido.
Por lo menos nadie murió esta vez.

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