Ella era cristiana porque así se lo enseñaron y después de muchas reflexiones, se dio cuenta que iba a quedarse así para siempre... si es que había un cielo, de alguna manera le gustaría llegar.
Él era ateo y honestamente era uno muy firme en sus opiniones, después de mucho tiempo se dio cuenta que no existía nadie y si había un infierno... no quedaba nada que hacer.
Ella era cristiana y por eso nunca quiso tener sexo con nadie antes del matrimonio, no solo porque su religión se lo mandaba si no porque tampoco le parecía increíble dormir con cualquiera.
Él era ateo y no tenía nada que lo amarrara a la castidad, tenía la libertad para tirarse a quien quisiera... pero decidió guardarse para el momento en que él quisiera.
Ella era cristiana y por la noche, mientras él dormía a su lado, oraba en silencio y le decía a su Padre que gracias por su felicidad y porque todo estaba bien y que cuidara al hombre que dormía a su lado por siempre.
Él era ateo y tenía que soportar que ella le orara a alguien que no existía de vez en cuando, a veces ignoraba los susurros con algo de molestia, en otras ocasiones... se recordaba lo mucho que ella pedía por su seguridad y porque estuviese bien.
Ella era cristiana pero no obsesiva. Aún tomaba cuando era necesario, maldecía de vez en cuando y tenía pensamientos quizás demasiado pecadores... en especial cuando él estaba cerca.
Él era ateo y honestamente le preocupaba poco o nada el hecho de hacer algo que molestase al supuesto "Dios". Sus reglas eran muy sencillas, siempre ser honesto y sobretodo... nunca hacerle daño a ella.
Ella era cristiana y siempre quiso casarse en una iglesia, vestida de blanco y con toda la ceremonia con la que uno siempre sueña, a pesar de que el tiempo había cambiado mucho su carácter, en el fondo siempre tuvo esa pequeña fantasía... quizás demasiado "infantil" considerando el mundo donde se hallaban. Ella nunca decidió hacer que él cambiara su forma de pensar, ya que importaba, si la fantasía más hermosa del mundo estaba en su ser.
Él era ateo y nunca pensó que casarse era una buena idea. Para nada, nunca le gustó la idea ni siquiera en los momentos más cursis de su vida, siempre lo encontró innecesario, MUY innecesario y una gastadera de dinero con poco sentido. Pero a ella sí le agradaba la idea. Él nunca decidió hacer que cambiara su forma de pensar. No importaba ya... casados o no casados.. ella estaba a su lado.
Ella era cristiana, pero no era una santa.
Él era ateo, pero no era una mala persona.
Convivían en un mundo donde solo habían emociones. No había cielo ni infierno ni un purgatorio donde pudieran cogerse la mano.
Ella era cristiana.
Él era ateo.
¿A caso a alguien de verdad le importa?
1 comentario:
me encanto!no tengo palabras,bueno si tengo que disculparme estuve un tiempo sin comentarte...
Me sabe mal pero aqui estoy ^_^
me encanto de verdad
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