viernes, 1 de enero de 2010

Intermedio Psicodélico

Eran solo botellas vacías en la mesa. En la maldita mesa y en el maldito piso, en las malditas ventanas y en las malditas manos de todos esos malditos.
Solo se sentía borracho quizás ese era el problema... debía de dejar de maldecir a todo el mundo. Ya basta, es en serio.
En la mitad de la bulla escuchó las carcajadas de sus amigos y quiso reír también, pero ni siquiera entendía el chiste. Estar ebrio no significaba estar feliz muchas veces... que fiasco, todo le daba vueltas y le palpitaba en el hemisferio derecho la cabeza.
Buscó agua y no encontró nada, si quería tomar algo tendría que ser cerveza y eso sería como suicidarse, su organismo estaba rebalsando de alcohol.
Desde la otra habitación alguien se acercó de la mano de uno de sus amigos. Un chico cerca de él se levantó de la mano de otra joven y se pusieron a bailar, sin ninguna clase de inconveniente. La linda chica se le acercó sonriendo, con el maquillaje de escarchas en los ojos y la sonrisa de maldita propaganda de pasta dental.
-Bailamos ¿Dale?
Él se levantó de la silla sintiendo que se moría.
Y ella lo arrastró hasta el centro del lugar.
A la mitad del ruido y de las malditas botellas en la ventana, en el piso, en las malditas ventanas y en las malditas manos de todos los invitados...
Ella se giró y se pegó a él ofreciéndole prácticamente unas llaves de hotel y una habitación barata.
Cuando comenzó a moverse al ritmo de la música él no pudo más.
Se alejó corriendo.



Y todo terminó de rodillas frente al inodoro.