sábado, 19 de diciembre de 2009

Sminorff

Nos escapamos en esa noche entrañable. Era perfecta, fría y nadie tenía la menor idea de donde estábamos. Si bueno, estaba mal escaparse de aquella manera pero qué demonios... eran nuestras vacaciones y nos daba exactamente igual. Nos encontramos con los demás en la esquina y aquella noche nos hundimos en los entretenimientos mas terrenales que alguna vez pudimos imaginar. Teníamos que celebrar ¿No? Aún recuerdo todo con una claridad increíblemente buena... entonces es cuando el sabor a Vodka Smirnoff regresa a mi boca, junto con otra sensación muy parecida.

Fuimos todo a la Casa Especial y apagamos todas las luces. Alguien puso la música a todo volumen y entonces llegaste a mi lado con las botellas de Smiroff y la caja de cigarrillos en tu bolsillo. Los demás se dedicaban a bromear, solo bromear, tirarse en el suelo y tomar vasos repletos de Triple X o de cerveza ya muy barata.
No se que nos pasó esa noche.

Mi reloj marcó las 2:00 AM en punto y yo ya estaba matándome de la risa al lado de Emily y de ti, entonces fue ella decidió irse a jugar la botella borracha con sus amigas que ya de por si estaban demasiado ebrias. Joder, y mira quien habla.
Subieron el volumen y la canción estaba demasiado buena, el rock que tanto nos gustaba.
Me miraste con tus ojos perdidos, rebalsando alcohol.
"Bésame" me susurraste en el oído "Ya en serio... solo bésame"

Y no reaccioné. Me acordé de él y que probablemente estaba en otro lado, haciendo algo más sano que embriagarse con sus amigos y escuchar rock hasta altas horas de la madrugada, haciendo algo más productivo que yo...
Pero no hice caso.
Y te besé y tu boca sabía a Smirnoff y a cigarro, tu camisa olía a colonia fuerte y dulzona, estabas esa noche mucho mas vivo que antes y si no nos llamaban no se a donde abríamos llegado, ahí, en el suelo de la Casa Especial.
Me dejaron en casa a las 4 de la mañana y nunca nadie se dio cuenta que me salí, solo se que desperté al mediodía y ya me sentí mucho mejor... hasta que sentí que mi boca tenía un sabor muy extraño y recordé todo lo que pasó aquella noche.
No debí de haberte besado.
No debí de haberte dicho que si.
No debiste de haberme jalado del cuello de la blusa ni de ser tan exagerado con tus ruidos descontrolados.
Simplemente esa noche nunca debió de ocurrir.

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