sábado, 12 de diciembre de 2009

Gris. Parte III

Su cabello emanaba una fragancia floral, embriagadora como si fuera licor y él un adicto a su aroma. Escucho que ella le susurraba unas palabras al oído cuando todo seguía en movimiento, unas frases nuevas que jamás había escuchado que le dieron valor para continuar.
Ella lo atrajo hacia él, aferrándose a su cuerpo que ardía de pasión, sintiendo aquel calor finalmente, lo abrazó. Sí, lo abrazó.
Y todo comenzó a recuperar tranquilidad, después de un último gemido y de un último movimiento impetuoso que cerraba las cortinas de aquella función de lujuria que había ocurrido esa noche.
Un resoplo y la fuerza escapándoseles de las manos.
Ella lo miró, respirando de la misma forma con la que todo había comenzado, sus ojos habían recuperado completamente la inocencia. Su cabello se pegaba a su frente, su corazón iba a salir volando.
Sonrió y se acurrucó en su torso desnudo cerrando los ojos, comenzando a pensar en algo que ni siquiera ella estaba segura. Pero el silencio que había inundado de nuevo la habitación resultaba serenarla de gran manera. Una mano le tocó el hombro y algo entró en aquel lugar donde habían sido testigos de lo que era la pasión. Un rayo de luz se entrometía.
El día había dejado de ser gris.

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