Se puede aprender. Lo he comprobado. La Navidad trae milagros sin importar lo feo que haya sido el año. La felicidad de DobleA me contagia y no puedo dejar de decir malas palabras y sentirme feliz hasta decir basta.
Imprimo 30 hojas repletas de poemas y rezo para que mis padres nunca lo revisen meticulosamente. Pero sobretodo, lo más bello de ésta Navidad ha sido que he crecido considerablemente.
Porque aprendí a que me digan algo "inocente pero doloroso" y ya no me causa ninguna clase de malestar. Quizás hace meses estaría escuchando Cannoball de Damien Rice y preguntándome porqué demonios tiene que ser de la manera que es. Pero ya no y esa es una noticia espléndida.
Me puede contar un cuento de todos los romances de su vida junto con todas las comedias y dramas y ciencia ficción...
Y no me molestará ni siquiera un poco. Solo aumenta mis ganas de seguir aprendiendo.
Clío insiste en que es un idiota, pero un idiota que aprecio demasiado.
A lo mejor ella tiene razón.
Ya todo está escaso de importancia.
Solo queda firmeza de sentimientos y aparentar.
Ya saben... lo de siempre.
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