Fecha de Sueño: Domingo 20 de Diciembre 2009
Había regresado al salón de clase pero era de noche, una noche que era demasiado fría y yo podía sentir el viento entrar por la enorme ventana, silbando entre los pasadizos casi vacíos.
Estaba adentro, escuchando a un profesor hablar pero sin tener la menor idea si era el mismo que la clase anterior (el sueño anterior).
No había sonado el timbre aún.
No había sonado el timbre aún.
Pedí permiso para ir al baño y en cuando me di cuenta ya había otra persona que salía por la puerta después de mí.
Yo sabía quien era y era por eso que me sonreía mientras caminaba hacia la baranda de una ventana panorámica por donde el viento me chocaba en el rostro. Iba a llegar para apoyarme y observar a todos que se veían diminutos pues estaba en el séptimo piso del instituto.
Solo faltaban unos pasos...
Entonces alguien me jaló del brazo con una fuerza increíble y a penas solté un respingo cuando sentí mi cuerpo chocar contra la fría pared sin causarme ningún dolor.
Ahí estaba él.
Sonriendo como la primera vez que nos encontramos, con una casaca beige y su cabello castaño peinado siempre tan correctamente. Estaba quizás demasiado feliz, demasiado preparado... demasiado todo.
Me agarró de los brazos y no me pude mover, tampoco me quise hacerlo
Te comenzaste a reír con ganas, tratando de contenerte y me contagiaste tu curiosa felicidad, me reí pero me callaste con las yemas de tus suaves dedos... para luego acercarte y hacer que me quedara más inmóvil de lo que ya estaba.
Me acariciaste la mejilla con los dedos, como si mi piel fuese a quebrarse y me comenzaste a besar como la vez anterior. Debajo de las orejas, en la yugular en el hombro... por la forma en cómo sostenías mi brazo supe que solo querías arrancar todo lo que te impedía.
Me miraste con tus ojos oscuros.
Enredé mis dedos en tu cabello tan suave y ondulado... solo nos observamos por varios segundos, esperando a algo más.
Nos besamos cerca de la ventana panorámica, con el viento chocándonos en el rostro sin ser capaz de disminuir el abrasador calor que sentíamos el uno por el otro.
Apoyada en la pared hiciste que las sensaciones se mezclaran, hiciste que todo se viera brillante. Eran cosquillas, era adormecimiento, era el gran calor de tus besos y mis manos en tu cabellera...
Apoyada en la pared hiciste que las sensaciones se mezclaran, hiciste que todo se viera brillante. Eran cosquillas, era adormecimiento, era el gran calor de tus besos y mis manos en tu cabellera...
Nos miramos de nuevo y supimos que era lo que seguía.
Sonreíste y me hiciste olvidar toda la preocupación.
Nos cogimos del brazo tratando de contener las risas y bajamos las escaleras, siempre sabiendo exactamente a donde nos dirigíamos y qué íbamos a hacer... y éramos felices con aquel pensamiento.
Llegamos a la escalera del sexto piso.
... Todo se desvaneció, mostrándome que solo había sido un sueño.
Y esa mañana lo busqué en todos los rincones de la ciudad y no lo encontré.
No...
No lo encontré.
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