Rehabilitación por la tarde y luego nos vamos a buscar intoxicación y amor falso entre botellas callejeras. ¿Razón? Ninguna en particular. Todos necesitamos animarnos un poco la vida, asumo, pienso, considero, que es momento de hacer algo al respecto.
Por alguna extraordinaria razón me levanté con el pie derecho, pero las cosas no han terminado ni tampoco han sido arregladas. Aún tengo muchos vidrios rotos en el suelo que debo de esquivar.
Pero hay algo curioso, de todo esto. ¿De verdad?
Hay una nueva rama existencial del ser humano resumida en ese grupo de gente que nunca ve más allá de lo que sienten. Llámese, egocéntricos o coloquialmente como estúpidos. Hablaba de eso hace unos días y descubrí que es más usual de lo que parece. Bang, ahí lo tienen, quizá podrían armar su propio país y terminarían dándose puñaladas unos a otros o en todo caso, siendo la nación más abominablemente feliz del mundo.
Una imagen clara: Cuadrados.
Extraño mucho a mi antigua enfermera de las terapias del año pasado. Anoche, día 12.12.12, fue merecedor de las catástrofes emocionales y la montaña rusa de litio que siempre suelen acontecer por aquí. Y bien ¿Ahora qué? No lo sé.
Darme una ducha, probablemente.
Esta mañana mi madre puso uno de sus discos favoritos de Diego el Cigala. Le agradecí de pasada por no poner Villancicos, si hay algo más inadecuado para estos últimos días, eso son los villancicos y la pregunta ¿Y yo qué hice? En ambos hay demasiado cinismo.
Y por cierto, existen las mariposas carroñeras. ¿Se imaginan que se posen frente a todos los que estamos medio muertos medio vivos?
Descuartizamiento por mariposas.
Feliz Navidad.
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