domingo, 16 de diciembre de 2012

Domingo

Este año fue importante porque fue el año de las catástrofes. No simplemente desgracias, si no cataclismos que eran totalmente necesarios. Es como si hasta este año, todos nos hubiéramos dedicado a arrastrar mentiras piadosas y borrones extraños y arrugados en el fondo de los bolsillos. Parece que hemos estado caminando, o más bien cojeando hasta el día de hoy y este año se acabaron las mentiras.
Va pasando el tiempo y falta poco para fin de año. 
A cada día que termina y llega, las cosas van tomando un rumbo completamente diferente. En solo unas tres semanas, los huracanes arrancaron árboles de raíz, el agua se tiñó de todos los colores bíblicos y diabólicos y después de todo, llegó el domingo. 
No sé qué mas va a suceder.
Confieso que durante todo este año, he llevado a cambo un juego siniestro de las fechas. Cada cierto tiempo me reunía con alguien en especial, solo una persona y a lo largo del año, poníamos un día lejano, uno o dos meses después en donde revisaríamos qué había cambiado, qué ocurrió, si algo más pasó. 
Nunca nos fallaron los cálculos. Siempre sucedían cosas, incluso hasta horas antes de culminarse la fecha. Bang. La cuestión continúa hasta el próximo año.
Pero tengo el ligero presentimiento que en el 2013 las cosas van a mejorar de una manera tan radical que nos va a desubicar por completo. Algunos, tan acostumbrados a los tropiezos y la sangre de una nariz rota, van a creer que es otra jugarreta y que las cosas de verdad no podrían equilibrarse de esa manera.
Pero va a suceder y me da miedo. 
Cada vez que algo bueno, agradable y amable sucede, me aterra. Pánico. Porque puede ser falso. 
Y en el peor de los casos, real.
Entonces comienzo a creer en las personas.




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