El día que comprendas,
de terrores anónimos
de catres temblorosos
de sangre en la cara
de órganos enfermos
de ojos ajenos
de cartas huérfanas
de silencios cristalinos
de cuerdas ensangrentadas
de espasmos nocturnos
de lágrimas desnutridas
de atardeceres cancerígenos
de ciudades grises
de guerras sedentarias
podrás regresar
y escribir sobre mi frente
con la ingeniudad de siempre
que todo fue una exageración
1 comentario:
Buen poema.
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