domingo, 13 de febrero de 2011

Vueltas

Mi avión no se cayó. Demoré en regresar a éste lugar porque tenía que decansar. Oh sí, los cambios de horario fatales (dos horas de diferencia), las ganas ansiosas por hacer una llamada telefónica y esa locura que tengo por mis almohadas de mi cama.
Se preguntarán en todo caso, cual es la nueva noticia, de qué les voy a hablar en éste pedazo de locura que saldrá a la luz un día antes del tan amado día de San Valentín. Pues primeramente me gustaría aclarar que (sin haber releído mis entradas que hice mientras estaba de viaje) definitivamente me puse optimista hasta límites quizás algo enfermizos durante mi travesía por Arica. No me arrepiento. Espero haber ayudado a más de uno con mis palabritas inspiradas, definitivamente tenía a mi pobre corazón (raro, no suelo ponerle adjetivos a mis órganos) algo resfriado y para esos momentos, no hay mejor caldo de pollo que el que yo misma me preparo.
Cito a mi papá: "Tu mejor psicólogo eres tu mismo, así que no jodas".
Felizmente, todos resolvemos nuestros problemas, ya sea en cuestión de horas, semanas o meses. Una llamada por teléfono que terminó en un llanto que quizás asustó a los vecinos fue totalmente sanadora, he sentido que se me fue un peso increíble del pecho, hace mucho tiempo que me aguantaba todas las penas que me causaba la sociedad, mi familia, el colegio, la vida sentimental etc;
Les recomiendo que sean fuertes y esperen al momento indicado para llorar, gritar, golpear almohadas, acuchillar peluches, ver porno entre otras cosas que hacemos nosotros los orates para tranquilizarnos. No exagero, un amigo mata palomas con la ballesta de su papá cuando está estresado, así que no me miren mal porque lloro cuando estoy mal.
Lima me recibió con un frío infernal, un taxista muy simpático y una cama bien tendida. El Kentucky que estaban construyendo a la vuelta ya está terminado, vivito y coleando. Las personas ya van a encerrarse y consumir grasa (¡Yum!) por la noche después de trabajar o de alguna reunión estresante. Después mi calle sigue estando tan tranquila (Ya...) como siempre, las personas amigables, los perros callejeros y las tiendas vivas.
Ya haré un video sobre cómo fue todo en Arica, conocí a un taxista alucinante, escuché a Mozart en plena vereda, fui a un museo que hablaba sobre la guerra del Pacífico... en fin, no les diré todo de nuevo porqué está en las entradas antiguas y para eso ustedes tienen todo el tiempo del mundo (Créanme, si tienen el tiempo de venir a leerme, deben de tener pocos asuntos pendientes a menos que sean unos fans enfermizos del Internet como yo).
Agradezco a mi prima por darnos su apartamento y a su hija porque aceptó sin chistar que durmiera en su cuarto rosado y feliz.
Agradezco a Samantha, a la Dra. Muffin y a mi colega esquizofrénico Fred por toda la ayuda proporcionada cibernéticamente. Y por supuesto, a ustedes, porque muchos (¡Hola Reinhardt) me dieron consejos útiles.
Agradezco también a mi libro de Los Miserables (Tomo I... alucina) por distraerme, igual que mis viejas canciones de Pink que me suben el autoestima. A mis padres, aunque jamás sabrán éstos líos sentimentales hasta quizás dentro de mucho.
Y agradezco a Laurence por contestar el teléfono y salvarme la vida anoche.



Paz,
Réquiem.

1 comentario:

Reinhardt Langerhans dijo...

¡Hola, Réquiem! :D
Sí... Víctor Hugo es poderoso *-* y también, muchas veces tenemos que hablar con nosotros mismos para resolver nuestros problemas internos. Me ha pasado que tengo un problema que anda jodiendo, lo pienso un rato y ¡puf! Reinhardt 1, Problema Existencial 0
Jajaja... cuando ando de depresivón, suelo "cantar" [por así decirle] Death Metal :3

Es bueno leerte por aquí de nuevo
¡Un Saludo y buena vibra! n.n