"Si lo que sentías por monsieur Chazal era el amor, entonces el amor era una mentira. No tenía nada que ver con el de las novelas, ese sentimiento tan delicado, esa exaltación poética, esos deseos ardientes. A ti, que André Chazal, tu patrón, no todavía tu marido, te hiciera el amor en aquel sofá de resortes que chirriaban , en su despacho del taller, cuando tus compañeros habían partido, no te pareció romántico, bello, ni sentimental. Una asquerosidad dolorosa, más bien.
El cuerpo apestando de sudor que la aplastaba, esa lengua viscosa con aliento a tabaco y alcohol, la sensación de sentirse destrozada entre los muslos y el vientre, le dieron náuseas. Y sin embargo, Florita idiota, alndaluza incauta, después de aquella repugnante violación -fue eso, ¿no?- escribiste a André Chazal esa carta que el miserable haría pública diecisiete años más tarde ante un tribunal de París. Una esquela mentirosa, estúpida con todos los lugares comunes que una muchacha enamorada decía decir a su amante después de ofrecerle su virginidad. ¡Y con tantas faltas de ortografía y de sintaxis! Que vergüenza pasarías oyéndola leer, escuchando las risitas de los jueces, abogados y público. ¿Por qué se la escribiste si te habías levantado muerta de asco de aquel sofá? Porque eso hacían en las novelitas las heroínas desfloradas"
El Paraíso En La Otra Esquina
Mario Vargas Llosa
sábado, 29 de mayo de 2010
El Paraíso En La Otra Esquina
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