Pero hoy no quiero hablar de las personas, quiero hablar de mí.
De ésta "cosa", ésta sensación y relación tan extraña que tengo con todo lo espiritual. Porque cuando intento orar, hablarle al silencio y sentir que me está escuchando alguien, llamarle "Padre" a alguien que no me puede replicar de forma audible... me lleno de una sensación extraña. Y a pesar de todo sigo pensando que si muero, no voy a irme a ningún lado agradable.
Y por otro lado está Satán. Siempre me ponía a pensar en lo bonito que suena el nombre "Lucifer", si no fuera porque ése fue el nombre original del diablo (o Luzbel, me contaron en mi primera comunión) así nombraría a un hijo varón. Los pecados que he cometido me persiguen. Quizás no haya matado a nadie, no haya cometido lo que me enseñaron que son los "pecados mortales", los que te aseguran un viaje cómodo y caluroso al infierno.
Mis pecados, mis pequeños pecados que he cometido en éstos 15 años me suelen seguir. Entonces recuerdo las cosas malas que he hecho, que hago y vienen a mi memoria también las pesadilla de niña, el rostro de Jesús desfigurado, la imagen de un niño santo hecho de espinas y con los brazos abiertos, ofreciendo sus manos en el techo de una iglesia devastada.
El sueño donde una voz que yo sentía que era Dios me decía que los hombres teñían el mar de sangre y aparecía un Jesucristo de túnica blanca empapado de sangre.
Ya basta... por favor...
No se que significa. No se porque siento esa paz mental cuando escucho cantos gregorianos de un Monasterio Benedictiano, porqué siento esos escalofríos tan horrendos cuando veo las imágenes de Baphomet en Google, que siento que la imagen me quema, me arde, me duele, me hace demasiado daño y tengo que cerrar la ventana porque de lo contrario puedo llegar a arrojarme al suelo... cuando me encuentro al Ave Satani y escucharlo me parece desagradable, nocivo... me duelen los oídos, me desagrada en todo sentido, me causa malestar...
El hecho de mirar hacia la ventana y saber que hay alguien afuera.
Dios, Satán, Jesús, la Virgen, los demonios, los ángeles, arcángeles...
Cosas que no alcanzamos, ni vemos, pero podemos sentir...
No se si es miedo, si es solo fascinación por lo desconocido, sensibilidad a éstas cosas...
No se de que lado estar, en qué pensar, si debo de seguir hablando con el Ser que llamo Padre y estar segura que puede amar a alguien tan malvado, tan humano, tan pecador, sucio y diminuto como soy yo...
Quiero que se detenga.
Quiero que todas estas sensaciones se detengan ya.
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