Y si hablamos de ellas pues... tenemos muchas cosas que decir, pero si las digo tal como son quizás marquen este lugar como +18. El problema no lo originamos nosotras ¿O si? La culpa fue de otro o quizás de todos en general.
Yo las recuerdo. Ellas siempre estaban por ahí, jugando liga, yaxes y otros juegos que ni recuerdo como se llamaban.
A comparación de ellos yo no solía hablarles. Ni siquiera en los primeros años de convivencia me llamaron la atención. Tal vez porque todas eran completamente iguales. Todas hacían lo mismo, escuchaban lo mismo, pensaban lo mismo y eran copias de copias de copias etc;.
El tiempo avanzó y tal como me lo temí ellas avanzaron con él, igual que todos.
Se volvieron ligeramente más altas, más esbeltas que cuando eran niñas.
De repente aquellas loncheras de la Barbie que tenían caramelos y coca cola se convirtieron en envases llenos de lechuga, tomate, pedazos diminutos de apio y quizás más verduras. La coca cola se volvió agua, el pan desapareció, todo desapareció.
Y comenzó el reinado de chicas tan infelices que no podían llevarse un pedazo de pan a la boca sin sentir un gran remordimiento de conciencia. Efectivamente, una infelicidad tremenda.
Sus uniformes cambiaron, las faldas reducieron considerablemente, las blusas disminuyeron de talla y los formadores fueron rellenados con pedazos de papel higiénico y esponjas, convirtiéndose en... bueno, ni siquiera se como ellas le llaman.
La rivalidad entre ellas y nosotras es evidente. Mutua, más que nada. Ellas afirman que lo que sentimos es envidia y no pena, pero aquí estamos seguras que lo único que ellas saben hacer son degradarse y hablar piedras.
Dentro de unos años tampoco se que nos vamos a decir.
Y por el momento, ni a ellas ni a nosotros nos importa.
Por ahora.
Yo las recuerdo. Ellas siempre estaban por ahí, jugando liga, yaxes y otros juegos que ni recuerdo como se llamaban.
A comparación de ellos yo no solía hablarles. Ni siquiera en los primeros años de convivencia me llamaron la atención. Tal vez porque todas eran completamente iguales. Todas hacían lo mismo, escuchaban lo mismo, pensaban lo mismo y eran copias de copias de copias etc;.
El tiempo avanzó y tal como me lo temí ellas avanzaron con él, igual que todos.
Se volvieron ligeramente más altas, más esbeltas que cuando eran niñas.
De repente aquellas loncheras de la Barbie que tenían caramelos y coca cola se convirtieron en envases llenos de lechuga, tomate, pedazos diminutos de apio y quizás más verduras. La coca cola se volvió agua, el pan desapareció, todo desapareció.
Y comenzó el reinado de chicas tan infelices que no podían llevarse un pedazo de pan a la boca sin sentir un gran remordimiento de conciencia. Efectivamente, una infelicidad tremenda.
Sus uniformes cambiaron, las faldas reducieron considerablemente, las blusas disminuyeron de talla y los formadores fueron rellenados con pedazos de papel higiénico y esponjas, convirtiéndose en... bueno, ni siquiera se como ellas le llaman.
La rivalidad entre ellas y nosotras es evidente. Mutua, más que nada. Ellas afirman que lo que sentimos es envidia y no pena, pero aquí estamos seguras que lo único que ellas saben hacer son degradarse y hablar piedras.
Dentro de unos años tampoco se que nos vamos a decir.
Y por el momento, ni a ellas ni a nosotros nos importa.
Por ahora.
1 comentario:
mue ciertO seniorita Barbara
i poes la verdad
entre belleza fisik [la kual se akba] i tener algO
en la cabeza [aunke sea un minimo*]
prefierO mil i un veces la
segunda n____n
no kreen ke sirve mas k la primera!? =)
[iwal van a terminar viejas
i arrugadas entiendanlO!]
^^
prOnto aremos nuestrO movimientO pasivo kontra akeias "ueks" xD
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