"No lo volvimos a ver después del entierro. Ya nadie quiere volver a hablarle, lo miramos de lejos, ya no tenemos ánimos para llamarlo, preguntar cómo se encuentra y qué va hacer ahora que ella se ha ido para siempre. Amelia, ese nombre que significó una historia de largos años que por fin había encontrado un final. ¿Significó? Significa. Ahora más que nunca, porque cuando algo que amabas se te muere, es imposible olvidarlo. Pero él no la amaba ¿O si? Me pregunto si alguna vez nos enteramos la verdad, solo éramos testigos de esa triste historia. Nos reuníamos a hablar de lo sucedido, escondidos e intentando que Amelia no nos escuchara. ¿Qué le pasó? ¿Qué falló y porqué somos tan pésimos amigos, hablando del pasado triste de ella? Ahora más que nunca, nos hacemos esa desagradable pregunta. Jamás olvidamos ese otoño fatal cuando tuvimos que ser más fieles a Amelia que nunca, tuvimos que cuidarla, mimarla y sonreír cuando nos decía que todo estaba bien. ¿Qué va a hacer ahora él, con Amelia muerta, durmiendo para siempre bajo tierra? Vaya, debe de ser fatal saber que si esto sucedió, fue por su culpa. Es duro, lo sé, lo sabemos todos, pero es la verdad y tal como Amelia decía, las verdades duelen. De todos modos lo decimos entre susurros, porque decirle que murió por él la haría quedar como una cobarde, otra heroína fallada y absurda de los cuentos que detestaba leer. No murió por él, la mató un cáncer silencioso. Pero la tristeza atrajo todas las las calamidades a su vida, de eso no cabe la menor duda. Pasaron muchos años de bienestar, todo parecía ir muy bien hasta que ella nos llamó: "No puedo más" nos dijo. Poco después nos avisaron de lo peor por teléfono. Lo veíamos a él mirando el ataúd con los ojos vacíos, no estaba llorando, no tuvo la fuerza de observarla con los ojos cerrados dentro de esa caja negra, definitivamente no fue lo suficientemente hombre para ver a la mujer que amó vuelta un cadáver níveo, perfecto, hermoso. Lo observamos sin saber si sentir compasión, cólera o indiferencia. Lo lamentamos, Amelia, porque no te protegimos lo suficiente. No te enseñamos nada y la vida misma te metió a su escuela fatal, dura, cruel, con profesores de puñales ocultos. ¿Qué vamos a hacer todos sin ti? ¿Cómo va a vivir él? ¿Nosotros? ¿Cómo vas a estar tú, tan sola allá arriba como un ángel silencioso? Cuídanos, Amelia y cuídalo a él. Olvida todo lo que te hizo. De todos modos, fue el único hombre al que amaste en tu corta vida"
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