Me encuentro en el pedazo de vidrio,
el espejo roto de mi noche de ultratumba
maldigo esa mirada sin vida, la iris que ha perdido el brillo
no soy nada más que una silueta
soy una sombra
Sin sesos descanso como cadáver sin mortaja,
me encuentro en lo místico de mi agonía
la tirria y la ironía,
mi espíritu es consumido por esos tristes gusanos
los de mordidas pequeñas
los monstruos verdes de mi sueño
Se niegan lágrimas de mis ojos cansados,
¿Podría odiarme entonces de por vida?
guardar éste fantasma que soy
en la caja vacía de mi alma
quemar este corazón que no palpita
callar las únicas voces que escucho,
que recogen los pedazos de mi ruina
Estoy perdiéndome
jamás sentí el sabor vacío,
azulino
de este miedo incomparable
el demonio que alimento en mi entraña
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