viernes, 4 de noviembre de 2011

Cánceres

Creer que las cosas saldrán bien. Es así, algo como cogerse de racimos de esperanzas que solo se harán agua en mis manos, como uvas viejas. Decirle a mi amigo que cuando hable en italiano cuide sus palabras y no cite películas clásicas, esquivar los autobuses de colores tropicales con números primos e impares y que recorren los caminos en donde alguna vez, se escribieron las mejores historias. 
Girarme cuando nadie, absolutamente nadie está observando para contemplar en silencio siluetas y personajes que alguna vez quise con tanta ceguera, con tanto sentimiento. ¿Por qué? Me prohíbo del cine clásico italiano, me prohíbo las Suites para cello de Bach y sin embargo las toco en el violín como si me burlara de mi propia  desdicha. 
Porqué oculto poemas entre mis libros y me alejo, como si temiera a que se levantasen por la noche a molestar. No comprendo. Sigo confundida después de tanto ¿Tanto? tiempo. 
Porqué me río sola como si hubiera si quiera una cosa  graciosa. Y voy y bailo por los pasadizos con Loli, me río de todo, me río de mi, de la situación, del aire frío de la ciudad y me río con los enfermeros, con las personas que conozco, me río de todo y en realidad no hay ni un solo motivo que me cause la más mínima felicidad. 
Me he olvidado de los procedimientos para llorar y hoy una pieza de violín me hizo recordar que soy humana y en consecuencia, tendré que llorar de nuevo en algún momento. Cada vez duermo menos en la noche, siento más cansancio en el día, como menos, bebo más, tengo sed todo el tiempo y siento el corazón seco, como un arbusto del desierto, como muchas cosas muertas. 
Camino por los pasadizos y creo que mirando de frente y acelerando el paso todo estará bien. Qué clase de persona monstruosa soy, el porqué no puedo enfrentar mis miedos es indefinido. Quisiera dejar de apresurarme, dejar de ocultar mi rostro, dejar de pensar y sentir un agujero en el pecho tan grande que todas las miserias del mundo podrían entrar y hallar el abrigo que necesitan. 
No siento amor ni siento odio, no siento cariño ni tampoco desprecio, no siento nada, estoy muriendo con cada minuto que pasa, lento, extraño. 
Tengo tantas ganas de decir algo, quisiera tanto solucionar lo que parece un nudo eterno, quisiera saber qué tengo que hacer para abandonar este vacío  tan silencioso, tan paranoico, preocupante, humillante. 
La peor desdicha de mi vida, se basa en que quizás, yo sé la respuesta. 

1 comentario:

AnaRC dijo...

Ahora mismo, no sabría que decir, me encanta esta entrada! aish(L)

Saludos