martes, 8 de noviembre de 2011

Telarañas

"De qué me sirve mirar a la luna y pedir deseos si los deseos se quedan en sobres y nunca llegan a quien sea que los conceda. No tiene sentido que mire al cielo despejarse, que cierre los ojos apoyándome en las duras carpetas a recordar placeres pasados si las memorias no son más que mariposas que alejas con aleteos crueles de la realidad.
De qué me sirve decir que podría esperarte todos los años que me pidas, si son palabras que jamás atravesarán tu boca. No tiene sentido que me ponga a pensar en términos de tiempo, espacio y madurez, cuando hay una gran diferencia entre ser madura y experta en fingir.
De qué me sirve entristecerme por tu santa presencia y olvido si no voy a poder llorarte jamás y si lo consigo sería como el beso de la muerte. No tiene sentido que toque valses y violines en la soledad si la música no es más que algo invisible a quien amar cuando todo te decepciona.
De qué me sirve odiarte por las crueldades y humillaciones de tu joven corazón hacia mi maltrecha existencia si jamás tendré la fuerza para desearte el mal y la soledad. No tiene sentido que me escape de ti o te intente encontrar si observarte de lejos, pedazos y pinceladas de tu nuca lejana, es suficiente para darme la más rara de las tranquilidades.
De qué me sirve amarte por lo especial de tu vida, de tu persona, de lo que eres y siempre has sido si jamás me amarás y solo recordarás mi llanto lejano como un remordimiento cruel de consciencia. No tiene sentido que te sueñe, te añore y te extrañe si aunque regresares, siempre estarás lejos.
De qué me sirve decir "Solo Dios sabe cuánto te quise" si la frase es de García Marquez y el libro en la que se encuentra es sol una novela que jamás se aplicará a nuestra realidad tan frívola. No tiene sentido que te dedique más poesía ajena si jamás sabrás los versos infinitos que me causaron tus curas y heridas.
De qué me sirve emocionarme por tu presencia y encuentro casual si dará exactamente igual en unos meses y te olvidarás con qué letra inicia mi nombre. No tiene sentido que me palpite el corazón si no sentimos nada.
De qué me sirve pedirle a Dios que te cuide el resto de tu vida si no quieres aceptar mi alergia a despreciarte. No tiene sentido que desee tanto tu bienestar, si tú no me creerás nada jamás"

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