He infectado mi blog con poemas, lo sé, nadie tiene que recordármelo. Pero así es la vida, todos tenemos nuestros momentos extraños, en especial si eres un ser suceptible, extremista y sensiblón como yo. Después de hacer una tarea de matemática por Internet, dejar de buscar mi cuaderno de Comunicación en toda mi casa y mudar mi violín a mi habitación, puedo sentarme aquí a hablar de las trivialidades de mi vida. Por fin ha llegado el viernes, creo que es muy irónico. El inicio de un nuevo mes comienza en el fin de la semana. Qué bien, porque necesitaba que todo comenzara desde un cero absoluto. Me alegra que el mes se haya terminado, supongo que he borrado todas las palabras de mi cuaderno y a trabajar de nuevo ¿Verdad? Tengo muchas ganas de hablar con unas profesoras a quienes les tengo mucha confianza, sobre uno que otro problema existencial mío. Tengo que buscar pantalones bombachos para la obra de teatro de Semana Santa en este fin de semana, veré que hacer, si fallo en mi misión es probable que me den una paliza moral que no voy a olvidar. Sería bueno, porque a veces me dan aires de superioridad que solo son arreglados con agua y la llamada de atención de algún ser cercano. Mañana es la fiesta de unos amigos y aunque hoy día se me fueron un poco las energías buenas por la tarde, aún quiero ir. Ir a la fiesta, saludar, desearle bendiciones al cumpleañero, respirar, tomar elixires mágicos y volar hacia el más allá, lejos de mi realidad por unos momentos, por lo menos unas horas. A ese nivel he llegado. El líquido es mi mejor manera de buscar la amnesia leve. Todos siempre hemos sentido alguna vez, que podríamos matar para olvidarnos de ciertas cosas. Pero basta de esas cojudeces, porque mañana tengo un examen de francés muy importante y no estoy para sentarme a escuchar música o esperar a que me nazca hacer algún poema venenoso como los últimos. El domingo tengo que ir al Ballet (El lago de los cisnes, una belleza TOTALMENTE BRUTAL) con un par de amigos. Es decir, este fin de semana no tengo descanso.
Después de eso claro, me vienen las clases, más examenes. Paf, no saben cómo amo esto del colegio, me mantiene la mente en cosas que de verdad importan.
Pero yo sé muy dentro de mi que tengo que seguir siendo fuerte, en especial para todo lo que se me viene.
Voy a ser una mujer de acero, tal como mi papá me lo pedía desde que tenía siete.
Voy a ser muy fuerte.
1 comentario:
el momento q describes causa afinidad en mis aspiraciones... seria fascinante compartir desvarios con alguien como vos mientras acaricia delicadamente un tragico violin...(el instrumento siempre me ha cautivado, tomaba clases pero el tiempo me nego el lograr dominarlo)
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