miércoles, 6 de abril de 2011

Cartas a Papá I

Querido Dios:




Yo sé que jamás he sido una persona perfecta. Tienes razón cuando dices que tenemos que esforzarnos, yo lo comprendo, pero a veces es muy difícil. Ahora, lo único que estoy buscando es que le des paz a mi corazón y que me ayudes a controlarme, tengo miedo que quizás pueda transformarme en alguien terrible. ¿Te acuerdas de esos días cuando no creía en Ti y que me sentía tan sola y perversa? Temo regresar a esos tiempos y ser la criatura de antes. Hoy tuve una visión pequeña en donde aparecía yo comiendo salvajemente de un cadáver y ese cuerpo sin vida también era yo. ¿Es acaso una imagen de lo que me podría pasar? ¿Podría yo consumirme a mi misma como un cigarro? Ayúdame, Papá, porque hoy como nunca, siento que sin Ti todo va a desmoronarse y no voy a poder levantarme jamás. Te agradezco porque todas las veces que oré por alguien, todo le fue bien, te agradezco porque sanaste a las mamás de mis amigos que estaban enfermas, porque cuidaste a mis parientes, a mis viejos padres, porque incluso me cuidas a mi cada día. Lamento ponerme a llorar mientras te escribo esta carta, sé que me prometí no volverlo a hacer, ser muy fuerte, pero Papá, jamás me había sentido tan vulnerable. Sé que Tú haces las cosas por algo, que todo lo bueno y lo malo tiene su razón en la vida, porque me amas y me pensaste hace muchos años, me quieres aunque tenga los 564481 errores del mundo. ¿Qué estoy haciendo mal, Papá? Puedo echarme a sollozar en cualquier momento porque hay algo dentro de mi que aún no sana, tengo un pedazo de corazón que sangra como una hemorragia eterna y yo solo me lo agarro con las manos pensando que voy a detener la cascada roja. ¿Qué me pasa, Papá? No puedo hacerlo sola, lo digo muy en serio, voy puedo salir hacia adelante sola, necesito que estés conmigo, necesito que me cuides, que me des un abrazo mientras duermo y me digas en sueños que voy a estar bien, que no te has olvidado y que jamás te olvidarás de mi. Dame mucha fuerza, Papá, porque este es solo el comienzo y probablemente tenga más problemas en el futuro. Todo pasa por algo, siempre he creído que Tu mueves las fichas como lo prefieres porque así todo será mejor. Hasme de hierro, aleja de mi las pesadillas, los malos pensamientos, las tristezas, los rencores. Sana mis agujeros, ilumina mi camino. Gracias por haberme mandado ángeles toda mi vida. Siempre has estado ahí. No te alejes de mi lado, ahora, cuando más te necesito.



Te ama, Barbara.

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