lunes, 25 de mayo de 2009

We

En la oscuridad siento tus dedos hundiéndose en mi cabello.
La fuerza de tus manos dejó una marca encima mi piel.
Piel que saboreaste mientras reías.
Piel de la cual te apropiaste y ahora anhelas más.
No lo digas.
Porque los recuerdos del golpeteo y los latidos están presentes.
Tu olor me asfixia.
Un bosquejo de lujuria que dibujaste esa noche como tantas otras noches
Adictivas, en silencio, en desorden. Ocurrieron.
Mis uñas en tu espalda por poco te desgarran y jamás me disculpé.
Dejaste la habitación en un desorden y no la ordenamos juntos nunca.
Insomnio y gotas del alcohol.

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