Pero me pregunto donde estás desde hace media hora.
Fui a ver un espectáculo de música barroca con un coro espléndido.
Mientras iba al auto me puse a pensar en lo divertido que sería escribir una novela, una historia relacionada con violinistas, pianistas y poetas.
Y afuera hacía mucho frío, yo tenía mucho frío en ese entonces.
Fui a comer, regrese a casa y me senté aquí a escribir.
No encontré a ninguno de los que esperaba encontrar y eso me ha llenado de una consternación sin sentido.
Me pregunto si estarás afuera, si tendrás frío y si comenzarás a estornudar.
Quisiera darte un suéter de lana y prestarte unos pañuelos si es que los necesitas, de invitarte un té caliente, una almohada para que descanses.
Quisiera obsequiarte un ángel guardián para tu cumpleaños, para que te cuide de todos los males que existen. Que te vigile cuando duermes y espante tus pesadillas.
Y quizás que venga a contarme cómo eres cuando descansas.
Necesito saber que estás bien.
Te necesito a salvo.
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