miércoles, 27 de mayo de 2009

Ermitaños

Por ahí me dijeron que la sobreprotección causaba problemas en el futuro de los niños que eran sometidos a ella. No se si creer en lo que me han dicho.
Solo se que empiezo a cansarme que siempre me digan lo mismo.
Que nunca he tomado un autobús sola, que jamás salgo de casa por mi cuenta ni he tomado un taxi sin compañía.
Oh si demonios, vaya que me molesta. Pero considero que ya es tarde para cambiar aquello.
La ciudad me ha dado un miedo que no puedo controlar.
Unas noches en el teatro o una visita a algún familiar, sí... lo comprendo.
El problema original es que no me llama la atención salir, de la forma en que todos lo hacen.
No me anima el hecho de salir con amigos o amigas.
No me llama la atención ni suele agradarme.
A penas quizás una excepción. (Sarah, gracias)
Si mañana me dijeran que tengo las llaves de casa y que puedo salir a donde se me antoje rogaría para que abolieran el nuevo mandato.
Y cuando era niña recuerdo que sabía mucho o poco, pero sabía del mundo. No quería ser parte de aquella masa de problemas y cosas terribles, prefería quedarme... y pronto pude tenerle miedo a las personas.
Llorar cuando alguien extraño me llamaba la atención, llorar... en fin, de la nada.
Por ahí dicen que causa problemas que no se pueden arreglar.
Sea cual sea la respuesta, da igual. ME da igual.
Dudo en la posibilidad que todo sea normal.
Tan normal como jamás pudo ser.

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