- Él me divierte. Digo, en ocasiones puede ser algo estúpido, pero me divierte mucho. Todos somos estúpidos alguna vez, por eso no lo culpo.
- Parece tu circo privado.
- Prácticamente lo es. Él es... lo que me invita a ser como los "jóvenes de ahora" son.
- Curioso. ¿Y eso no que te desagradaba?
- Dije que me divierte. No voy a contarte más. Oh y ahora es mi turno, ¿Cómo es ella?
- Uhm... la curiosidad mató al gato.
- Si la curiosidad es un crimen puedes darme cadena perpetua. Ahora responde, me estas cambiando de tema.
- Va... te respondo. Pues mas bien... te diré lo que era, pero te soy sincero ya no siento casi nada por ella.
- Oh, perdón... espero no estar trayéndote malos recuerdos ¿O si?
- No, en lo absoluto, pero en fin, yo la consideraba lo más cercano a la perfección en una mujer.
- Profundo. Suena una gran chica.
- Lo era. Antes. Me di cuenta que fue cosa pasajera, uno ve la verdad con el tiempo.
- Sí te entiendo. Yo también la he visto.
- ¿Con el chico que me hablaste?
- ¿Con el chico que me hablaste?
- ... con él y con otra persona.
- ¿Se diferencian?
- Mucho. Honestamente el hecho que me divierta no convierte eso en nada más. La otra persona me divierte y al mismo tiempo enseña. Él hace parte de mi presente ahora, el otro es más parte de un pasado que no quisiera recordar.
- ¿Lo quieres? Digo... al de ahora.
- Mucho. Creo que me he vuelto dependiente de él, lamentablemente.
- ¿Se puede saber quién es? Para que digas eso debe de ser un gran chico.
- Lo es... tú lo sabes más que nadie.
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