sábado, 2 de mayo de 2009

2009

Me pregunto qué tiene este año que es tan especial. Desde la noche del 31 de Diciembre del año 2008 ese presentimiento estuvo presente. Entre el muñeco que se quemaba, los fuegos artificiales y el vino francés, hubo una presencia, como una persona que presagiaba que el 2009 sería tedioso. Maligno.
Comenzó como cualquier año, había algo que lo diferenciaba, pero era un comienzo normal.
Y el tiempo siguió y las situaciones cambiaban.
Este año todo es diferente.
Muchas personas con quienes comparto mucho tiempo deserían dejar de despertarse por las mañanas.
El odio crece entre todos, ya no hay risa que dure más de cinco segundos, ni sonrisa verdadera ni nada que esté lejos de la falsedad.
Aquellos que siempre quise se debilitan, se marchitan de la forma más penosa. Y desearían aislarse y no volver a salir. Apatía por todo lo que sucede.
A mi los cambios de este año me han alcanzado también.
En casa reina un ambiente ponzoñoso, ya no hay día que no podamos vivir en paz. La armonía se ha desvanecido en toda la ciudad.
¿Es culpa de alguien específicamente?
Aquel sentimiento de catástrofe que sentí la noche del 31 de diciembre del 2008 me mantuvo con miedo mucho tiempo.
Ya no.
El sentimiento se ha vuelto realidad.

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