y nadie se aburriría de observar
cómo mordisquean los dulces bordes de la cicatriz
el verano pasado, el invierno esperado
y las llamadas subterráneas, lo que nadie escucha
Podría amamantar a los desiertos con mi humedad
que le pertenece a todo, a todos mis rincones
y nadie se aburriría de observar
cómo me absorben la vida que no me sobra
las noches frías, los días soleados
y las lágrimas heladas, lo que siempre he guardado
No hay comentarios:
Publicar un comentario