Hace mucho tiempo que no le hablo al chico del tejado. No le he podido preguntar qué piensa de ti, Valeria, si te recuerda, no le he mostrado una foto tuya a ver si sabe quién es esa chica de ojos grandes y acaramelados. Cada vez que lo veo, pienso en ti, es increíble en cómo los relaciono, es como si todavía fueran uno... después de tanto tiempo. Lamento mucho no estarle sacando la información que debería, sé que prometí ayudarte pero a veces me quedo, el chico del tejado se ve tan callado y feliz, tan tranquilo con su vida y tú, Valeria, estás aún hecha un pequeño desastre. ¿Cómo es eso posible, cuando se supone que compartían espíritu? Lamento que mis consejos a veces sean tan ingenuos, que te traiga tantos malos recuerdos, no le puedo hablar de ti Valeria, tengo miedo que me diga que sí se acuerda de ti y luego te ilusiones, pequeña, luego vengas a decirme que aún puede suceder, que las rosas siempre abren sus botones, que las nubes se van del cielo de invierno y las cosas siempre terminan como deben de ser.
¿Cuántas veces tengo que decirte que eso es una mentira, mi querida Valeria? Ya no puedo a veces comprenderte, dices que el chico del tejado te trae mucha felicidad ¿Cómo es eso posible después que voló, como una mariposa invernal hacia otros lugares y te dejó marchitada? No entiendo, no puedo comprender por completo pero eso seguro es porque jamás me he enamorado, porque no sé lo que es tocarle la mano a alguien, no sé lo que es llorar porque la vida es hermosa. Oh, lo lamento tanto, porque no te estoy ayudando.
No le quiero hablar de ti, Valeria, porque temo que sí se acuerde de tu rostro. Y temo que te ame todavía, lo admito, temo que te ame, temo que se vean de nuevo y piensen, en un frío silencio de atardecer "¿Qué he hecho?". Me da miedo pensar que va a preguntarse porqué no te abraza, porqué no te besa y te muerte los labios y se choca de dientes contigo y te toma de los hombros y te regresa a los viejos momentos de verano. Temo que todo eso suceda, Valeria, porque la próxima ves que te hiera, esta vez va a ser de muerte y no te veré levantarte más.
¡Tienes un corazón tan débil, allá en el fondo! Hasta ahora solo te ha creado una grieta honda.
La próxima vez, estoy segura que lo partirá en dos.
Y yo, amiga mía, temo no saber cómo arreglarlo de nuevo.
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