Ya he llegado miles de veces a éste punto de la historia. El insomnio ataca y uno ni siquiera puede prender la tele, no hay nada más que gore barato y películas porno francesas. No encuentro café y la verdad es que tampoco puedo tomarlo tan tarde, me voy a meter en problemas.
Como si eso me importara.
La euforia del mundial nos llegó gracias a una radio clandestina. Comienzo a pensar que mis ideas se están acabando poco a poco. Todo está desordenado, no tengo un tema propio, ni estructura ni el tiempo necesario para organizar todo.
Todo se basa en mi tedio, mi desgano, mi sensación de vacío que malogra todo ligero brillo de inspiración. Perezco sin mis ideas.
Y en la televisión ahora dan una película de zombies que no quiero ver, pero ahí está, la maldita pantalla prendida y mi papá durmiendo en frente, con un hermano que murió hace menos de 24 horas y la vida sigue igual de siempre.
Mañana regreso al consultorio del doctor.
Tengo miedo.
No quiero ir.
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