Anoche comenzó a llover después de un atardecer que tiñó la ciudad de un naranja con rasgos amarillentos. Por la tarde, mientras intentaba dormir para poder ahuyentar la sensación de vacío que me invadía, me puse a pensar en lo tétrico que es el color naranja del atardecer, tan relacionado al romance y a la felicidad.
Aquí en mi país estamos en verano, no debería de estar lloviendo de esta manera. Las calles se ven negras y carcomidas por la humedad, más que de costumbre y ya no hay un sol que venga a encubrir la mentira de nuestra ciudad de cielo naturalmente rata y poca iluminación.
Tuve una pesadilla de nuevo.
Pero en términos generales, la constante lluvia y el frío inusual me ha traído una sensación rara de paz. Probablemente a las personas no les guste, extrañan el sol y la playa, pero yo nunca he tenido ninguno de los dos así que me da igual.
Después de clases de francés iré a comprar libros y a caminar un poco. Quizás despejar ideas o solamente hacerme sentir mejor; distraerme.
Anoche casi evito una reunión familiar por mis deseos de estar sola pero me animé a último momento y pasé una cena muy bonita con mis padres, mi media hermana y su familia.
Tengo que estar bien e intentar mejorar en lo posible antes que me den medicación.
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