jueves, 18 de agosto de 2011

Tom

Es inútil alegrarme porque te saludé esta tarde. Es inútil reírme de tus bromas y enredar nuestros pies mientras mi papá está distraído. No debo de aceptar que me guiñes el ojo mientras tomas café ni debo de estar triste cuando nos cansamos y tenemos que regresar a la vida normal.
Es inútil cuando me dices que algún día, algún maldito día todo va a suceder y seremos felices, escuchando instrumentalismos en tu cama, debajo de los posters de grupos de rock.
Querido Thomas, Tom, Tommy de mi vida, lo único que he obtenido de tu amistad, si es que alguna vez fuimos amigos y nada más, ha sido que ya no puedo amar a nadie.
Te lo agradezco.
 Si algún día llegamos a estar juntos, ten por seguro que serás la ironía de mi vida y juntos, los dos, el sarcasmo del romance universal. 

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