Le picaban las avispas en la nuca,
le besaban las abejas en los labios tersos,
y el veneno corría en campos sanguíneos
ella dormía, plácida, por encima de mi pena
Le arrullan las mariposas en las faringes,
le abrazan raíces el torso tan frágil
y su corazón, se estruja en chillidos infantiles
ella dormía, plácida, por encima de mi pena
Le baña la tierra en mañanas invernales
le seducen los tallos en los muslos descoloridos,
y su órgano se estremece en risas pueriles,
ella dormía, plácida, por encima de mi pena.
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