No tienes la menor idea de quién eres ni de lo que haces, eso te lo puedo asegurar. No he venido para gritarte como si fuera tu papá, tampoco para hacerte sentir mal porque eso es lo último que deseo e éste mundo. Solo quiero decirte lo injusto que me parece todo esto, yo lo siento así y no voy a cambiar de parecer hasta que me demuestres que sabes quién eres y lo que haces. No me mires así, como si no me entendieras, por favor. Me llega que seas tan ciega, que no te des cuenta de lo tierno que es cuando derramas el té por la mañana o cuando caminas desviándote hacia el costado sin que te des cuenta, con tu ebriedad imaginaria. No sabes quién eres, siempre me dices que todo está mal y que nada tiene remedio, que no sabes hacer otra cosa que herir... y eso es mentira. Me siento como un inútil cuando brillas a mi lado, todo lo que tienes emana una luz que tu no puedes ver porque estás ciega hasta el alma.
Es tu leve cojeo porque te falta calcio, tu parpadear cansado cuando estás pensando y las frases sin sentido que balbuceas cuando duermes torpemente en el asiento trasero del auto mientras tu papá piensa en que serás alguien trifunfador. Y eso es cierto, deja de mirarme así, no estoy hablándote tonterías, todo ésto es cierto.
Es tu leve cojeo porque te falta calcio, tu parpadear cansado cuando estás pensando y las frases sin sentido que balbuceas cuando duermes torpemente en el asiento trasero del auto mientras tu papá piensa en que serás alguien trifunfador. Y eso es cierto, deja de mirarme así, no estoy hablándote tonterías, todo ésto es cierto.
Ya no lo aguanto más, necesito que me escuches.
Es tu perfume de champagne que inunda cada milímetro de la habitación, el brillo triste de tu mirar y cada silencioso suspiro que me demuestra lo poco que sueles dormir. Es cuando te pones tus zapatos altos y caminas como si nada, dejando a todos atrás con tu aire dominante... sin querer. Mírame, maldición, por favor... Es cada nota desafinada de tu voz profunda, toda palabra doliente y tierna que sale de tus labios que se quiebran con la altura y brillan en las fiestas a las que que ya no acudes. ¡Es... simplemente todo! Tus discos rayados y baratos, los originales que te costaron un ojo de la cara y ocultas para no presumir, cada audífono malogrado por tu linda torpeza y cada caída silenciosa en la oscuridad poderosa de tu casa nocturna.
Hazme un favor y abre los ojos. Tienes que ver quién eres y lo que haces... ¿Sabes qué es lo que haces? Representas todo en una sola persona, eso es, maldita sea. Representas el dolor y la caricia, lo bueno y lo malo, lo fascinante y lo detestable, el cielo, el infierno, todas las contradicciones que alguien puede pensar en tan solo una hora de locura observándote pensar en la nada.
Y a mí... me has transformado en el hombre demente que nunca he sido, en el estúpido, el amable, el caballero y el vulgar, me has lanzado la maldición mas adorable de todas...
Me has hecho amarte ciegamente. A ti con tus risas y tus lágrimas, tus frustrantes errores y tus logros tan sobresalientes entre la multitud que trata de ahogarte sin éxito.
He venido para decirte eso, que nunca olvides mis palabras aunque los años pasen y todo se vuelva viejo polvo, memorias inútiles... pero quiero que ésto nunca desaparezca de ti, que se una a tu sangre y a tu leve respiración, que te haga sentir feliz. Quiero arrancarte una sonrisa en cada triste etapa de tu vida y asfixiarte de risa en los momentos de felicidad.
Quiero que nunca olvides la manera en cómo te amo.
Nunca olvides quién eres... y lo que me has hecho.
1 comentario:
Me encanto, me emociono, muy profundo.. las palabras que se usan para expresar.. me hicieron sentir enamorada a mi tambien. Muy bueno !
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