Nunca abandoné esa sensación caliente en la sangre de querer retroceder en el tiempo, mucho antes de haber nacido y poder haber vivido un tiempo que siempre he considerado, un poco utópico. Ese tiempo donde podía escaparme los viernes por la noche por la ventana de casa y montarme en la motocicleta de alguno de mis amigos de casacas de cuero.
Como no, llegar a cualquier lugar, a la casa de uno de los chicos de la preparatoria para irnos a poner ACDC a todo volumen, a tomar como si no hubiera un mañana, sacarnos las casacas de cuero y despeinarles las cabelleras negras a todos los motociclistas que tirados en el suelo, mueven la cabeza al ritmo de la música y se insultan sin razón alguna.
Como no, llegar a cualquier lugar, a la casa de uno de los chicos de la preparatoria para irnos a poner ACDC a todo volumen, a tomar como si no hubiera un mañana, sacarnos las casacas de cuero y despeinarles las cabelleras negras a todos los motociclistas que tirados en el suelo, mueven la cabeza al ritmo de la música y se insultan sin razón alguna.
Pásame el cigarro, si ya se que no fumo, me importa un carajo. No, mejor dame toda la cajetilla y dile a Francisco que le suba el volumen a esa radio que esta noche me quedo sorda. Exámenes del demonio... ¡Súbele el volumen, maldición!
Y entonces K vendría tambaleándose sin siquiera haber bebido, con el cabello negro encima de su rostro en una terrible imitación del Aro Japonés y tocando una guitarra eléctrica invisible, sonriendo como siempre, porque todos estábamos en nuestro momento.
Sí K... por fin llegó el maldito fin de semana, esta noche nos amanecemos con todos los muchachos y nadie me saca de acá... que me importa, una escapada al mes no le hace daño a nadie... y sube el volumen que no escucho ni mierda.
No faltaba mucho para que todo el mundo se pusiera a fumar, Shan se hizo a un lado su cabello largo y pelirrojo para prender su cigarro y darle una calada tan fuerte que casi se queda sin pulmones. Oye Shan, pásame esa botella, amiga, anda, cortate ya el pelo que te debes de estar muriendo de calor, ya, ya, solo pásame ese whisky que se me hace agua la boca, maldición.
Me llama Francisco y en la puerta entraba Martín que había dejado su motocicleta en la puerta. Demonios ya son las diez de la noche y he dejado la ventana abierta encima. No importa, ya después regreso a mi casa, total, estamos solo entre amigos íntimos. Super íntimos ¿No Martín? Ya comenzaste a fumar, tremendo viejo ya te va a dar cáncer de tanto cigarro, deja eso y ven un rato que ésta canción es buenísima, que nadie vaya a cambiar de emisora o le doy un guitarraso en la cabeza. Sí Francisco, mejor saca a tu guitarra de acá. Jaja, estás que te ríes como tarado.
¿Se puede saber quien mierda me acaba de chorrear whisky en la pierna?
[ ... ]
Semana de exámenes. Todos castigados hasta cumplir los 18 por tremenda escapada. Francisco está encerrado en su casa, K se ha cortado el cabello, Shan está que se muere de aburrimiento y Martín sigue en lo de su universidad, sus viejos le han quitado la llave de la casa.
Todos con ojeras miramos hacia un pizarrón que tiene cosas que nos importan poco o mucho.
Pero no se va a quedar así y lo saben.
¿No se acueran de lo que dije?
Una vez al mes no mata a nadie... una maldita vez al mes...
Acuérdense de eso, y pásenle la voz a Francisco que el borracho se ha quedado dormido en la carpeta.
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