miércoles, 28 de abril de 2010

Adiós Abril

El mes de Abril se termina y con el se lleva las ráfagas de sorpresas que han habido y que aún nos afectan de alguna manera. Nuevos profesores, nuevos temas, nuevas malas notas y solo uno que otro 20. Por cierto, el sistema vigesimal para corregir las notas, es una reverenda basura y se que todos lo saben.
Éste viernes regreso a casa con todas las ganas del mundo de tomarme unos tragitos de Bacardi y reírme de la crueldad del Dr. House en la serie de las siete de la noche. Todo, depende de los profesores de alguna manera, y puedo apostar mi alma a que el profesor de matemáticas nos golpeará con unas quinientas hojas de ejercicios. Quizás, nadie lo sabe, pero insisten en que es por nuestro bien.
El clima cambia, ahora hace frío, el sol bastardo sale de vez en cuando y yo me siento totalmente desconectada con la realidad porque el número de Clío aparece como inexistente, me alejo de las personas de mi propia edad y condición porque exigo un cambio que la verdad no va a llegar y por otro lado, me dedico a escuchar las acaloradas discusiones entre mis compañeros de clase y dejarme contagiar por aquel sentimiento tan corto y cálido de la amistad.
Con el tiempo siento que mi persona va en un desequilibrio total. En parte, puede que mi espíritu se esté dirigiendo en picada por culpa de mis increíbles ganas de dejarme vivir la vida loca que me corresponde y de la cual escapo y por otro lado, reflexiono demasiado sea donde me encuentre y de absolutamente todo. Algo negativo... quizás... porque hace años, la psicóloga del colegio me dijo que pensar demasiado hace mal. Y si se lo preguntan, fue inútil todo lo que comentó después sobre pastillas, medicación y "voy a llamar a tus padres".
Profesores agradables he conocido en éste Abril que se ha ido volando. Dante, que es la perfección encarnada en un profesor literato con pelo largo y gafas limpias y muy aparte de aquella hora, se encuentra el profesor de psicología que tiene un increíble parecido físico con un personaje muy relevante en la historia de mi vida.
Pero admitámoslo, el hombre es un amor de profesor.
Pese a que es ligeramente acosado por sus alumnas todos los días, nos trata siempre agradablemente.
Y hablando de profesores, el profesor E sigue siendo la tercera encarnación de la perfección. También usa gafas, pero ni modo... es más músico, que literato o que cualquier otra clase de profesión.
El colegio se satura de alumnos con las hormonas agitadas, exámenes de análisis crítico con notas de cifras submarinas y el amor esta en el aire, y con eso me refiero a que las parejitas abundan por todos lados, igual que los escándalos y chismes que de alguna manera, infectan el frío ambiente del colegio.
Abril se larga, para nuestra suerte.
Tengo una botella de Bacardí para mí sola éstas vacaciones, a ver si me acompaña en mis reflexiones matutinas y eso... que el Miércoles por la mañana tendré un ensayo sobre una obra con mensaje cristiano. (Sí... aunque usted, no lo crea)
No pienso compartir mi Bacardí con nadie. Salvo Dee Dee, si es que la universidad deja de explotar su cerebro, cosa que dudo.
O Clío... si es que su teléfono sobrevive.
Hasta ese momento, todos pueden asegurarse que voy a estar bien.
O por lo menos... eso creo.

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