martes, 27 de abril de 2010

Atracción / Sentimiento ( II )

Por otro lado, muy lejano de aquello que consideramos una plena atracción carnal, se encuentra lo que llamamos amor y nunca comprendemos. Lo deseamos, lo detestamos y a lo largo de nuestra vida nos preguntamos que demonios es pero nadie nos puede responder. Ni Freud ni tampoco la Biblia. El amor, así como lo conocemos, es un sentimiento tan pero tan complejo que ni tu ni yo ni absolutamente nadie (si eres creyente, entonces Dios) puede comprender en todo su esplendor.
Pero no vayamos a filosofar sobre eso, mi punto no es filosofar ni hacerle la competencia a Friedrich Nietzsche.

Vayamos a las diferencias.

Es cierto que la mayor parte de veces, llegamos a desear a la persona que queremos cerca de nosotros. Es cierto, nadie lo puede negar. Muchas veces hemos deseado tener al ser X cerca, abrazarlo, cogerle de la mano y todos esos pensamientos que yo considero cursis pero siguen siendo humanos, eso también lo admito.
Cuando amas, lo primero que se te pasa por la mente no es lo tibio de su brazo ni lo suave de su piel.
Lo primero que se te pasa por la mente, es lo agradable y perfecto que sería cruzar una frase, una mirada.
Tres segundos de su voz es suficiente para sonreír.

Pero de vez en cuando la realidad nos choca y nos ponemos a lloriquear o a deprimirnos por razones que llamamos después "estupideces" pero bien que sabemos que dolieron en el fondo.
Es el amor, una enfermedad muy diferente a cuando te mueres de deseo por alguien.

Quién sabe quién lo inventó.
Pero de seguro, fue una persona cuya mentalidad colgaba entre lo tierno y no masoquistamente cruel.


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