sábado, 10 de abril de 2010

Disco Heaven / EL Quincianero

Quizás cuando hablaba de mis propios valores morales estaba exagerando un poco. Quizás, sí soy una persona muy influenciable y mi naturaleza me pide a gritos que deje de reprimir ese sentimiento de hacer cosas malas, de darme por vencida y caer en las tentaciones de una noche de fiesta.
Las ceremonias pasaron, las luces se apagaron y los cigarros comenzaron a correr de boca en boca, igual que esa combinación tóxica y perfecta de humo, colonia y cerveza helada en vasos descartables que inundaron la mesa.
Llegó la madrugada con sus tentaciones privadas.
Y esa noche todo ocurrió.
Evitar las cosas no funcionó, las sensaciones reprimidas se desataron cual caja de Pandora y de alguna manera... no me arrepiento de absolutamente nada.


La lascivia
nació de aquella oscuridad
entre nebulosas
fragancias y bullicio
entre dulce libertinaje

Las sensaciones
se despertaron
los arrebatos comenzaron
esas manos ajenas
quemaban la piel
habían tactos
carentes de inocencia
se perdió toda moral
y creencia

Unas uñas
en la epidermis
un hálito
sobre el cuello
tela que quería ser desagarrada
movimientos salvajes
y naturaleza humana

Intentos por evitar
que el pecado consumiese
a algo carente
de flamas e infiernos
todo perdido
nada funcionó

Esa noche la lascivia
y la perversidad
triunfó

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