Ok, dejemos el sarcasmo para más tarde (mejor mañana, que ya no tengo mucho tiempo para quedarme).
¿Qué me queda por decir de Paris? Pues... nada diferente. Supongo que las cosas no han cambiado. Aunque para las personas que saben la historia, es evidente que en los últimos tiempos he tenido todas las razones del mundo para odiarla. Oh sí... muchas razones.
Pero pese a esas cosas, me he dado cuenta que ser hipócrita nunca tuvo tantos aspectos positivos. Yo siempre detesté la hipocrecía. Digo, si crees que soy una basura dímelo y así podré decírtelo también. Pero esta vez he traicionado mi propia regla y es por eso que he estado amigable desde los inicios.
Sería un paso malísimo decirle cual es su verdad. Y además no le importaría porque ella lo sabe y porque todo el mundo se lo dice. Vaya... sueno como toda una adolescente resentida con la antipática de la película.
Esta bien lo admitiré: Estar a su lado me desmoraliza completamente porque la señorita Paris es LA SEÑORITA PARIS. Y si le puse como nickname Paris es porque se lo merece.
Ja... porqué creen. Ya es una historia muy larga cómo se porta y qué cosas hace, no voy a hablar porque esto no es una página pornográfica.
Me desmoraliza porque lamentablemente es como esos personajes detestables de las películas gringas, semi perfecta, astuta y la que conoce a todo el mundo porque así es su naturaleza hipersociable que la vuelve una persona odiable.
Sí, de esa clase de personajes.
Pero no importa.
Se que algún día se enterará que la odio (a menos que ya lo sospeche).