Estoy a horas de dar un mini-concierto a una tía de cariño que quiero mucho y a sus amigas, un grupo de señoras lo suficientemente cultas como para criticarme sin piedad.
Tengo la esperanza que todo salga bien, las canciones son fáciles... en sí.
Y hablando de críticas, ultimamente he recibido muchas.
Pero después de una cruda conversación con mi mamá sobre la realidad de mi infancia y que a veces odio a todo lo que respira ha sido reparadora.
La solución a mis cambios de humor no está en tomar Brandy y comer para desahogarme o de golpear paredes y romperme los nudillos.
Todo está en hablar. Y eso, que nunca pensé contarle esas cosas a mi mamá y ahora que lo recuerdo me hace sentir extraña. Mas no me hace sentir completamente satisfecha.
En fin, lo bueno es que daré el mini-concierto. Puede que no sea Paganini... pero deseo hacer pasar a las señoras un buen rato.
Solo espero regresar temprano, no tengo ganas de reuniones.
Y la verdad creo que nadie lo está.
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