Yacía dándole la espalda, fingiendo dormitar en la cama de sábanas envueltas. Lilian se levantó en esa fría mañana de Octubre, cubriéndose el desnudo cuerpo con la gruesa colcha roja que el hotel les había proporcionado esa noche.
Miró con cierto resentimiento a Vince, que estaba callado como una tumba al otro lado de la cama y se puso su pijama. Aún eran las 7:00 am y no pensaba irse ni bajar a tomar desayuno.
Fue a lavarse los dientes y a peinarse un poco. Después de aquella noche estaba tan agotada que apenas podía caminar por el alfombrado piso de la habitación.
No se atrevía a irse y dejar a Vince solo. Aunque sabía que él no estaba durmiendo, si no que trataba de escuchar qué estaba haciendo ella, no le llamó ni intentó de hacer que se levantase.
Lo más curioso era que después de dormir juntos, siempre tenían que ponerse de un ligero mal humor.
Después de la fiesta de Katie, habían corrido urgentemente al hotel y habían pasado una noche colosalmente loca. Mientras Lilian pensaba en eso, pisó accidentalmente una botella medio vacía de whisky. La pateó hasta que llegó debajo de la cama y entonces Vince se levantó.
Lilian se sentó en la cama a su lado.
-¿No te vas a ir, verdad?- le preguntó, totalmente despierto.
-No. Pero debería ¿No crees? Lo común es que te deje solo y sin la menor idea de donde encontrarme.
-Lilian, se donde vives. Te iría a buscar de inmediato.
-¿Y yo te voy a abrir la puerta? Tienes que esforzarte.
-Si no lo haces la rompería, pero con mucho amor.
-Si hay alguna manera de romper las puertas con amor, ves mucha tele o sigues ebrio.
-No, Lilian. Yo sigo enamorado y ese es mi problema.
-Compartimos los mismos problemas en ese caso.
-Vamos a tomar desayuno.
-Tengo sueño aún.
-¿Te bajo cargada?
-Tengo sueño aún.
-¿Te bajo cargada?
-Adelante [ ... ] Pero haslo con mucho amor.
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